El agente topo (2): Nunca es tarde para vivir

Uno de los aspectos más interesantes y controversiales en El agente topo es la intervención de la realidad por medio de las decisiones del equipo de producción. La inclusión intencionada de un persona que recientemente enviudó a la realidad de un hogar de ancianos nos permite observar una serie de sucesos en cadena que nunca habrían acaecido sino fuera por las decisiones de Maite Alberdi. Así, vemos como una mujer que llevaba décadas soltera en la residencia le confiesa su amor a Sergio, mientras que otra termina confesándole al protagonista que es primera vez que tiene un amigo. Los eventos también tienen un tono mas dramático cuando vemos que el protagonista se ve en la necesidad de asistir a personas que sufren una evidente pérdida de memoria y continua soledad.

La filmografía de Maite Alberdi se encuentra construida por personajes extraordinarios que habitan pequeños mundos ordinarios a lo largo de Chile. En cada uno de sus filmes, Alberdi nos advierte del vasto universo de micromundos paralelos que nunca llegaríamos a conocer si no fuera por sus largometrajes: aquellas ventanas audiviosuales que nos surmegen en la agridulce realidad de lo ajeno.

El agente topo es un híbrido ficción/documental que sigue las travesías de Sergio Chamy, un octogenario recién enviudado que ha sido contratado por el detective privado Rómulo Aitken para llevar a cabo una misión secreta en un hogar de adultos mayores. Desde el primer momento en que Sergio ingresa a la residencia de tercera edad, el protagonista comienza a desenvolverse como espía reportando diariamente a Rómulo sobre las condiciones en las que se encuentra una de las residentes, a la vez que genera lazos de amistad con los demás adultos.

A lo largo del filme, Sergio desempeña sus laborales de espía utilizando habilidades propias de un topo, excavando lentamente la realidad subterránea que se vive en la residencia de tercera edad. Con el correr de los días la realidad con la que interactúa Sergio se vuelve cada vez mas íntima, lo que se ve reflejado en como poco a poco los diálogos pasan de conversaciones distanciadas en el pasillo a tomar lugar en extendidas mañanas compartiendo el mismo sillón junto al resto de los adultos mayores.

Uno de los aspectos más interesantes y controversiales en El agente topo es la intervención de la realidad por medio de las decisiones del equipo de producción. La inclusión intencionada de un persona que recientemente enviudó a la realidad de un hogar de ancianos nos permite observar una serie de sucesos en cadena que nunca habrían acaecido sino fuera por las decisiones de Maite Alberdi. Así, vemos como una mujer que llevaba décadas soltera en la residencia le confiesa su amor a Sergio, mientras que otra termina confesándole al protagonista que es primera vez que tiene un amigo. Los eventos también tienen un tono mas dramático cuando vemos que el protagonista se ve en la necesidad de asistir a personas que sufren una evidente pérdida de memoria y continua soledad.

Las interacciones de los personajes en El agente topo nos plantean diferentes formas de afrontar la vida desde generaciones pasadas, incluyendo un marcado respeto por la divergencia de opiniones, un intenso arraigo a la religión, y una fuerte sensacion de compañerismo y apoyo mutuo en esta etapa madura de la vida. Dejando de lado las subjetividades y los contextos socioculturales de los protagonistas, la película nos invita nos invita a palpar la fragilidad que se vive en la residencia de tercera edad. Una persona puede fácilmente enfermerarse y fallecer en un par de días. Un personaje puede eludir las barreras de seguridad y perderse en la ciudad. O una mujer abandonada por su familia puede comenzar a perder su memoria y quizás nadie se dará cuenta.

Ante esta atmósfera de inseguridad, Sergio enfrenta la realidad con una mirada empática y optimista ante el porvenir de la vida, alentando constantamente a sus amigos y amigas a seguir adelante y disfrutar de momentos breves como el contemplar el sol en un día despejado. Esta mirada le sirve también al propio Sergio para recomponerse de la reciente pérdida de su esposa, reconociendo que su realidad es distinta al cotidiano que viven los residentes en el hogar al tener una familia que lo espera ansiosa al término de su misión como espía. 

A diferencia de sus trabajos anteriores, Alberdi en este trabajo hace explícita su intervención en el rodaje, incluyendo escenas donde aparece tras la cámara o responde a las inquietudes de las familiares del protagonista antes de su ingreso a la residencia. Esta aproximación se distancia de trabajos anteriores como Los niños (2016) o La once (2014), donde todas las escenas funcionan a la perfección con exactitud de reloj. La decisión de Alberdi de incluirse a sí misma le imprime una mayor de sensación de veracidad al filme, evidenciando que las historias narradas son una mezcla entre observación e interacción.

En suma, El agente topo nos lleva a pensar en como nuestras propias realidades se cruzan con realidades ajenas en etapas supuestamente ya maduras y menos sociales de nuestra vidas. El agente topo nos recuerda que nunca es tarde para hacernos un nuevo amigo, sacarle una sonrisa a un extraño, o quizás -por qué no- volver a enamorarnos.  

 

Título original: El agente topo. Dirección: Maite Alberdi. Guion: Maite Alberdi. Casa productora: Malvalanda, Micromundo, Motto Pictures, Sutorkolonko, Volya Films. Producción: Marcela Santibañez. Fotografía: Pablo Valdés. Montaje: Carolina Siraqyan, Menno Boerema, Sebastián Brahm. País: Chile. Año: 2020. Duración: 90 min.