Film file (1) Esa emoción cuando se apaga la luz y comienza la película

Film File es un proyecto de difusión y disfrute de la historia del cine, a través del formato de un tema ilustrado con 5 fragmentos de películas diversas. Si bien y hasta ahora el medio de visualización había sido en Instagram bajo la cuenta @thefilmfile, lo expandiremos gracias a la colaboración de El Agente cine, quien publicará cada semana el tema y los fragmentos elegidos. 

Santuario de sueños y fantasías, de los miedos profundos y las penas nostálgicas; incubadora de inspiración y de ideas ambiciosas, la sala de cine ha sido desde sus inicios un núcleo de emociones colectivas y una ventana a experiencias más allá de la vida terrenal. Es ahí donde la lejanía del espacio geográfico o histórico se borra, donde existe la magia, la identificación total con situaciones y personajes que sólo existen ahí, en esa imagen llena de luz que atrae la mirada.

Las historias que hablan y rinden homenaje a la experiencia cinematográfica, como un rito de religiosa fascinación, son una constante dentro de la historia del cine. Sin embargo, no son tantas las películas que logran transmitir la magia de ocupar una butaca y dejarse impresionar por la proyección. Porque cada film nace - o debería hacerlo - de un profundo amor por el oficio, por la experiencia sublime que es asistir a ver una película colectivamente en una sala oscura.

A continuación elegimos 5 secuencias de películas que reflexionan acerca de este tema.

  1. Mirando la película (Zhang Yimou, China, 2007)

La proyección de una película como la llegada del hielo a Macondo, como un acontecimiento mágico que congrega a todo el pueblo, que despierta las risas y los gritos de los niños. Así concibe este evento el director Zhang Yimou, reconocido internacionalmente como el autor de múltiples filmes épicos, históricos y de artes marciales.

El entusiasmo desbordante de un niño es el símbolo para trasmitir el amor por el cine, por esos haces de luz proyectados en la oscuridad, los mismos que le han permitido a Yimou traer la fantasía de la China antigua a los ojos del presente.

Este cortometraje fue encargado por el Festival de Cannes 2007 al director chino y formó parte de un compendio de obras cortas que reflexionan acerca del cine como arte y evento cultural, llamado Chacun son cinéma (A cada cual su cine). Otros cineastas que participaron fueron Jane Campion, Hoy Hsiao-Hsien, Raúl Ruiz, David Lynch y Abbas Kiarostami.

2. El espíritu de la colmena (Víctor Erice, España, 1973)

Para Ana e Isabel, la llegada del cine al pueblo y su primera vez frente a las imágenes cinematográficas supone un asombro colosal. La película que ven es Frankenstein de James Whale (1931) y durante la proyección, Ana tiene un millón de preguntas que hacer a su hermana mayor.

El impacto por la experiencia cinematográfica es tal que esa noche la pequeña no puede evitar mezclar lo visto en la película y su propia vida, atemorizándose por los sonidos que hace su padre en el salón, como si fueran la señal de que el espíritu de Frankenstein a entrado a su casa.

3. Holy Motors (Léos Carax, Francia, 2012)

¿Cómo es esa emoción cuando se apaga la luz y comienza la película, pero para el autor de la obra que será proyectada?

En esta carta de amor al cine, al teatro y al gesto creativo del artista, la secuencia de inicio muestra al director Léos Carax entrando a una sala de cine con un público dormido.

La vulnerabilidad del creador representada en un recién nacido y los miedos e inseguridades personificados en un sabueso son elementos clave para comprender que todo lo que ocurrirá en el film son reflexiones del acto de crear y de interpretar. Como autor, el Léos Carax sonámbulo de esta escena se enfrenta a una de las peores pesadillas de un creador al iniciar la proyección: mostrar su obra a un público que ha dejado de mirar.

4. Cien niños esperando un tren (Ignacio Agüero, Chile, 1988)

Alicia Vega realiza un taller de cine para niños en un barrio de escasos recursos en Santiago de Chile. Cada mañana de sábado los niños aprenden sobre la historia del cinematógrafo y fabrican con sus propias manos zootropos y taumatropos. Sin embargo y a pesar del entusiasmo que los pequeños manifiestan por las películas, ninguno ha tenido la oportunidad de ir al cine.

Este documental de Ignacio Agüero reivindica al cine como un arte de poderosa capacidad transformadora, social e intelectual. Un recurso pedagógico capaz de educar, de reunir y de emocionar, como esta secuencia en la que los niños son llevados, por primera vez en su vida, a ver una película en una sala de cine.

5. Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, Italia, 1988)

La película escapa de la sala de cine y rompe su vínculo con este santuario para llegar a la calle, a los espacios públicos, a todo el que esté dispuesto a mirar.

Cinema Paradiso es un homenaje al amor por el cine y esta escena, quizás una de las más emocionantes del film, transmite la magia que alberga la luz de las imágenes, capaces de teñir de brillo y color cualquier superficie, transformándola en una ventana a un universo donde todo es posible.