Imágenes reencontradas (2): David Lynch Theater. No necesitas un meteorólogo

“David Lynch Theater” es el canal de youtube en el que desde mayo de este año el director viene publicando cosas como: un reporte diario del clima, una sección sobre en qué se encuentra trabajando, una sesión de respuestas a las preguntas de los seguidores, y videos Fire (Pozar), The story of a small bug, o la sitcom noir Rabbits. Mezclando esas dos almas que siempre le rondan, entre conjurador audiovisual de un mal no aprehensible y viejo astuto que prefiere decir las cosas sin rodeos, ha ingresado a esa plataforma inevitable para mostrar las facetas de su obra, mostrarse a sí mismo y mostrarle al espectador que quizás, por mientras, basta con mirar para afuera y fijarse bien en lo que le ofrece el día.

Había pasado un tiempo sin que lloviera en Santiago. Antes de que salir de casa fuera una mala alternativa (en caso de que hayas tenido la suerte de no estar en la obligación de salir), si al mirar el cielo hubiéramos notado que el sol había desaparecido en el cierre grisáceo de las nubes, podríamos habernos preguntado si tendría sentido tomar precauciones frente a una posible lluvia. Quizás nos hubiera bastado la respuesta casi inmediata del reloj en el celular, que muestra la nubecita con rayas abajo y la probabilidad de precipitaciones, o el matinal de turno. Pero también, como quien no tiene otra cosa de la que hablar, podríamos haberle preguntado a alguien más, que, quizás mientras toma su desayuno, hubiera mirado el cielo, por la ventana lejos, para hacer su apuesta.

Y resulta que a veces llueve. En Fire (Pozar), la lluvia llega en forma de meteoritos de carbón que prenden fuego al paisaje de una casa y un árbol. O eso me imaginé. Se trata de un cortometraje animado del 2015, que David Lynch ha recientemente liberado en su “David Lynch Theater”, el canal de youtube en el que desde mayo de este año el director viene publicando cosas como: un reporte diario del clima, una sección sobre en qué se encuentra trabajando, una sesión de respuestas a las preguntas de los seguidores, y videos como el mismo Fire (Pozar), The story of a small bug, o la sitcom noir Rabbits (que antes se había podido ver en su sitio web y en el film Inland Empire).

Hay mucha actualidad en los materiales que Lynch ofrece. Un caso es Fire (Pozar), que no había sido presentada hasta esta fecha. El corto, dibujado en un blanco y negro rustico y texturado, parte con una figura humanoide, especie de gorila, que enciende una cerilla como antorcha, para dar paso a un paisaje de casa y árbol. La música de cuerdas de Marek Zebrowski (quien en colaboración con Lynch compuso el disco Polish Night Music) va respondiendo a la tensión del contraluz de este paisaje, al que de pronto se le agrega un misterioso sol de aureola negra, que en realidad es un agujero por el que va a entrar una especie de gusano. El gusano tiene manos como cornamentas y aparecen unos ojos flotantes que convocan una lluvia de bolas negras, produciendo expansiones y contracciones del encuadre y luego el incendio de la casa y el árbol. Un rostro, con el ojo ahuecado, se superpone a esta lluvia, dotándose de iris circulares o redondos según pase por detrás el fuego o un meteorito. Finalmente, este rostro se transforma en un rostro llorando sobre un paisaje desértico habitado por una especie de industria y unos árboles esqueléticos, para desaparecer antes de que empiecen a bailar en este espacio una acumulación de faunos antropomórficos con cabezas ornamentadas, tal vez árboles sin hojas que adquirieron vida misteriosamente. Más fácil verlo que describirlo.

En este breve trabajo, animado por la colaboradora de Lynch, Noriko Miyakawa, la referencia a la actualidad, así como a viejos temas del autor, se hace evidente. Por un lado, la casa y el árbol, como los clásicos polos de cultura y naturaleza, urbanidad y bosque (tan significativos para Twin Peaks), atacados por una lluvia de piedras negras y luego incinerados en el elemento que da título al corto, no pueden dejar de hacernos pensar en una referencia al desastre ecológico planetario que desde hace tiempo se viene anunciando con fuegos imparables consumiendo los bosques, ciudades inundadas en smog, temperaturas crecientes, entre otros. El cortometraje podría remitirnos a la brevedad del tiempo humano frente al tiempo natural, mostrando una resignación pesimista sobre las esperanzas puestas en la técnica para controlar eternamente una naturaleza, el fuego, por ejemplo, que creemos dominar solo para verla más tarde bailándonos nuestro desastre, un tema del que claramente no puede haber mejor ejemplo que estos días pandémicos.

En ese sentido, el carácter Lyncheano del mal como una atmósfera que se infiltra en la cotidianidad humana para degradarla, tema al que David Foster Wallace ya dedicó un espacio en su ensayo “David Lynch mantiene la cabeza”, también recorre la animación, entre ese gusano misterioso y la tensión pizzicateada de la música. Por lo mismo es posible tejer referencias entre este trabajo y otros clásicos del director, desde Six Figures Getting Sick (six times) en su estilo surrealista y tosca animación, a Twin Peaks, Lost Highway o Blue Velvet, por el uso de agujeros como espacios fílmicos transicionales entre la armazón ilusoria de una vida y aquello que puede venir a perturbarla. Dicha obsesión por agujerear el encuadre se puede ver a también en el documental David Lynch:The Art Life a partir de las imágenes de su trabajo en su taller y vamos a reencontrarla en Rabbits (que no comentaré aquí aunque recomiendo el excelente análisis de Craig Jones).

Ahora, también el formato de youtube le ha permitido a Lynch crear otro tipo de contenidos, más inmediatos y contingentes. En The story of a small bug, Lynch parte en cámara diciendo  que se trata de la historia de un pequeño gusano que, a la Sísifo, está reiteradamente tratando de trepar un montículo sin mucho éxito, casi desesperado por volver a casa, ofreciendo luego una grabación en un cuadrado minúsculo y con mínimos cortes, que se acompañan de una música drone y sonidos masticatorios, del triste destino del insecto. Quizás no es un video que requiera mucho comentario, pero da algunas luces de un procedimiento que construye expectativas y luego da golpes perceptivos a partir de su traición. Asimismo, enfatiza esta dualidad de Lynch, entre la luminosidad simple de su presencia y palabras, frente a la oscuridad de algunas de sus composiciones.

En ese sentido, David Lynch en pantalla suele ofrecer algo así como un decir transparente, sin misterio, siempre referido a lo concreto y simple de las situaciones y los gustos, un modo de hablar (y probablemente de actuar) que le ha permitido esquivar continuamente la exigencia interpretativa que recae sobre sus películas. El discurso de Lynch puede incluso adquirir una circularidad repetitiva de telepredicador, como ocurre en el documental David Lynch - Meditation, Creativity, Peace; Documentary of a 16 Country Tour sobre su gira  para promocionar la meditación trascendental. Ya desde The Straight Story sabíamos que David Lynch puede manejarse también en el orden de las historias sencillas, directas, sin juegos de lenguaje, abstracciones, o pliegues temporales. Y quizás este formato de presentación naif, inocente como el agente David Cole que interpretaba en Twin Peaks, nos permite entrar en los dos materiales que son el grueso del contenido del canal de youtube de Lynch.

En una serie de videos titulados What is David Working on Today?, Lynch se pone frente a la cámara para relatar en qué se encuentra trabajando durante ese día. Entre los objetos que muestra hay un lavamanos de madera con un drenaje que sirve de urinal, un soporte de madera, una base para el micrófono que una estación de radio local le ha prestado, litografías, un pequeño podio de madera para un iphone y una lámpara-escultura. El esquema de esta sección es presentar el funcionamiento de estos inventos, sus materiales y a veces el proceso que lo llevó a armarlos. Uno de estos inventos, el “incredible checking stick” (¿increíble palo de la comprobación?), da cuenta de la motivación de estos relatos: una vara de madera con una extensión de metal en una punta y una lana conectada a un trozo de metal en la otra, es descrito como capaz de ser focalizado en un objeto sobre el que se está trabajando, para primero poner la punta de metal en el corazón y así obtener un “sentimiento”, después en el cerebro para obtener un “pensamiento”, y de las dos cosas concluir cómo seguir con la obra.

Se trata, como dice Lynch, de una referencia a la intuición, un primer componente que nos empieza a remitir a la cercanía de estos materiales con la meditación. Si bien hay algunas actividades que no son placenteras (la firma de litografías le resulta terriblemente odiosa), el espíritu de la mayoría de los inventos pareciera girar en torno a lo innecesario. Por ejemplo, terminando la base para sostener el teléfono, Lynch explicita que pueden comprar una mejor en cualquier tienda pero que es mucho más divertido construirla uno mismo y resolver los problemas que plantea. Se trata de actividades que buscan mostrar la simpleza del trabajo en pequeñas inquietudes, el carácter creativo de la dedicación, que Lynch ha conectado en una entrevista con la posibilidad de invención durante la pandemia: “Pueden suceder tantas cosas en un espacio pequeño, que pueden inventar nuevas recetas y cosas de cocina. Es una oportunidad para un montón de experimentos diferentes”.

Pero el gran grueso del David Lynch Theater lo componen los reportes del tiempo que son publicados a diario. La meteorología amateur ya tenía una historia en la biografía artística de Lynch, cuando por allá por los años 2000 y en un formato bastante similar, aunque con menor frecuencia, publicaba lecturas del clima para su página web (algunas aún están disponibles en YouTube). Junto con la pandemia y las cuarentenas, esta modalidad se reedita desde el 11 de mayo de este año. En una esquina de su taller, en un plano medio y sentado en la silla de su escritorio, Lynch aparece bien engominado y con camisa negra. Detrás de él se ve un teléfono y algunos cajones. Dominan los materiales crudos: fierros negros, madera y concreto. Una breve línea por la orilla superior del encuadre logra asomar la luz del exterior, sin que alcancemos a ver la ventana. Este esquema se conserva en todos los reportes, cambiando los objetos que están encima de la mesa: café, lentes, papeles, tubos de pintura. Lynch, con voz directa y clara, saluda e indica qué día es mirando a la cámara, para luego girarse hacia la ventana y comenzar a describir cómo se ve el cielo en el exterior y qué temperatura se puede esperar. La descripción siempre finaliza con buenos deseos (Have a great day everyone!) e incluye antes el anuncio, en caso de un día nublado, de que las nubes deberían quemarse en algún momento y despejar en un cielo azul, de que un sol dorado va a brillar y que la temperatura será más cálida.

Al momento de escribir (esto 30 de Junio 2020) van 48 reportes, que suman cerca de 50 minutos en total. Si bien todos los reportes respetan esta misma estructura, en algunos capítulos se han producido variaciones. Por ejemplo, el 2 de Junio la silla aparece vacía durante 27 segundos y el video solo se titula con la fecha, coincidiendo con el día en que, a raíz de las protestas por el asesinato de George Floyd, varias celebridades se sumaron a un “apagón” de redes sociales bajo el hashtag #BlackOutThuesday. Ya el 3 de Junio Lynch vuelve, aunque con una pizarra blanca detrás que solo logramos leer cuando termina de hablar y se levanta para ponerse a trabajar, descubriendo el texto “Black Lives Matter Peace Justice No Fear”, mientras comienza el ruido de una máquina que podría ser un taladro. Otro caso es el 6 de Junio, que a propósito del aniversario del desembarco en Normandía le permite contar un sueño que alguna vez tuvo sobre ser un soldado alemán y morir en aquella batalla. Y bueno, también ha agradecido a la estación de radio que le prestó el micrófono y le ha deseado un feliz cumpleaños a Isabella Rossellini y Paul McCartney.

En el Q&A realizado en el mismo canal, Lynch comenta que lo que le inspiró a hacer un reporte del clima no es nada más complejo que el interés que percibe en los seres humanos por conocer el clima. Es inevitable conectar estos gestos de youtuber amateur en el experimentado cineasta a su confianza en la meditación como una técnica que provocaría un zambullido de la conciencia sobre sí misma, dirigiéndola hacia un “campo unificado” de “pura conciencia” que permite el acceso a las cualidades positivas que él suele listar: creatividad, inteligencia, energía, amor, etc. Tanto en sus reportes del tiempo como en el gesto de mostrar en qué está trabajando, Lynch ha encontrado una forma mover a sus espectadores hacia el presente y la propia actividad creativa. Su mirada dirigida al cielo, siempre fuera de campo, de Los Angeles, obliga a preguntarse por el propio cielo, las propias nubes, si va a salir o no el sol. Enunciar el día, la fecha, el deseo de tener un mejor clima, parecieran responder bien a cierta confusión con la que tanto se ha bromeado a propósito de la experiencia de la cuarentena, esa pérdida de ubicación en la semana y en el tiempo, pero también la desaparición de una luz al final del túnel, el agobio, bastante real, de no lograr escapar de la enfermedad, de estar cada vez más cercados por la pena.

David Lynch sigue publicando regularmente en su canal de YouTube y quién sabe por cuánto tiempo. Mezclando esas dos almas que siempre le rondan, entre conjurador audiovisual de un mal no aprehensible y viejo astuto que prefiere decir las cosas sin rodeos, ha ingresado a esta plataforma inevitable para mostrar las facetas de su obra, mostrarse a sí mismo y mostrarle al espectador que quizás, por mientras, basta con mirar para afuera y fijarse bien en lo que le ofrece el día.