Adiós al lenguaje (2): Formas de volver al lenguaje

La primera incursión de Godard en el 3D planteaba desde su título una visión pesimista y crítica al respecto. Les trois désastres le llamó, “los tres desastres”, a modo de traducción personal y declarativa respecto de la sigla. Era un corto de tres partes, al cual su última película, también en 3D, le debe mucho no solo por continuar interrogando al formato desde su ejecución, sino porque personajes, temas, ideas y hasta varios planos completos tienen una nueva cabida en Adieu au langage. No es de extrañarse, ya que la proliferación de citas, de frases, libros, autores, películas, escenas, sonidos, como también la autocita es desde hace décadas clave dentro del cine de Godard, pero vale la pena apuntar esta repetición ya que la reflexión en uno y otro film, como también la experimentación con el 3D, no son las mismas.

Técnicamente hablando, a diferencia de la superposición de imágenes en Les trois désastres, en donde usaba el 3D en relación a la técnica de montaje del fundido encadenado, radicalizando la experiencia del primer plano y el fondo, lo que hace en esta película es desdoblar la propia imagen, separar la pretensión 3D de imitar la visión tridimensional humana diferenciando lo que cada ojo ve. Esto, pues a diferencia de la visión humana en que al cerrarse un ojo el otro continúa viendo en tres dimensiones, el 3D se sustenta en la operación visual-mental que hacemos de ver simultáneamente las dos imágenes levemente semisuperpuestas. Si ese equilibrio se pierde y las imágenes se corren un poco más el ojo ya no puede visualizar la tridimensionalidad y el truco queda expuesto. De modo que la reflexión tampoco es la misma y carece del pesimismo condenatorio del cortometraje. Es posible, si volvemos sobre el título original del film y lo situamos en Vaud, el pueblo natal de Godard, leer tal enunciado como un juego en donde “adieu” funciona, dependiendo de la hora del día y la entonación con que se diga, como un adiós o como una forma de saludar.

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Adiós al lenguaje es el film donde Godard, que ha dedicado su vida a pensar el cine como un lenguaje de su tiempo, se pregunta por las cuestiones culturales en las que determinadas técnicas y tecnologías surgen, y su reflexión sobre el 3D tiene que ver con la instalación totalitaria de estas. Su forma de producir el 3D y de jugar con él se aleja de las reglas que rápidamente se han instalado respecto a sus posibilidades. Como en el juego de un niño, todo es experimentación propia sin necesidad de entender o seguir ninguna regla previa, solo probando hasta dónde puede llegar el mecanismo. Por eso la reflexión de la película tiene que ver con cómo hemos perdido la capacidad de lenguaje, de construirnos y pensarnos a través del lenguaje, de cómo el mundo es creado por la capacidad interna de mezclar imágenes y palabras, de cómo construimos y habitamos socialmente en el lenguaje, en tanto que las palabras marcan la presencia de algo que realmente no está allí versus la tendencia de nuevas tecnologías para clausurar el mundo y su sentido, usando vocablos, e inclusive solo siglas, que totalizan las posibilidades: 3D, HD, SMARTphone/tv, FULL HD, 4K.

La trama del film es simple, pero está lejos de ser burda. Un hombre y una mujer tienen una relación, intentan conversar y entenderse, los vemos en varias escenas -en su mayoría desnudos-, preguntarse y responderse de una manera seria pero con cierta tendencia al absurdo. Por su parte, un perro, “el único animal que te ama más que a sí mismo”, filmado con una ternura inconmensurable pasea por paisajes y exteriores. En medio de una discusión entre los amantes se les cruza y restablece el balance. Dos palabras en grande se leen en los intertítulos: Naturaleza y Metáfora, la relación no es evidente sino sugerida. Imágenes de paisajes, naturaleza, paseos del perro, escenas de otros filmes, la vida conyugal y episodios callejeros componen la película, que en un minuto dice: “la mirada animal está en el límite del lenguaje, necesitamos esa otredad de la naturaleza, que no es salvaje sino enteramente libre, donde podemos volver a mirar al mundo desde la extrañeza”.

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En el aforismo que abre el film se lee: “Los que no tiene imaginación se refugian en lo real, a menos que el no pensamiento opaque el pensamiento”. Lo real puede ser visto sin que produzca pensamiento, sin pensamiento ni imaginación el cine no es nada y tampoco el mundo. “¿Se puede pensar un concepto de África?” repiten una y otra vez los personajes del film. La pregunta queda instalada.

Godard se permite convertir una de las tecnologías más absurdas y empobrecedoras de lenguaje cinematográfico, como es el 3D, en un discurso sobre sí mismo, desde el cuál continuar cuestionando y pensando el mundo que habitamos, su historia, sus procesos y sus posibles futuros, dejándonos una vez más sin aliento.

Vanja Milena Munjin Paiva

Nota comentarista: 10/10

Título: Adiós al lenguaje. Título original: Adieu au langage. Dirección: Jean-Luc Godard. Guión: Jean-Luc Godard. Fotografía: Fabrice Aragno. Montaje: Jean-Luc Godard. Reparto: Héloise Godet, Zoé Bruneau, Kamel Abdelli, Richard Chevalier, Jessica Erickson, Alexandre Païta, Dimitri Basil. País: Suiza. Año: 2014. Duración: 70 min.