Antes del frío invierno (Philippe Claudel, 2014)

En su última película el escritor y director de cine francés Philipe Claudel vuelve a trabajar con Kristin Scott Thomas la actriz con quien debuto el 2008 con la premiada cinta Hace mucho que te quiero (2008). En esta nueva obra vuelve a acercarse al tema de la comunicación y relación familiar a través de Paul (Daniel Auteuil) un exitoso y trabajólico neurocirujano que más que nada vive encerrado en su rutina diaria entre el trabajo en el hospital y su consulta privada. Con todos sus seres cercanos parece mantener relaciones más bien superficiales y monótonas: desayuna y come con su esposa Lucie (Scott Thomas), juega tenis con su amigo Gerard, fuma junto a su ayudante. Todo parece estable y cómodo, sin mayor inconveniente. Hasta que un día a la joven y hermosa mesera  Lou (Leïla Bekhti) lo reconoce como su cirujano de la infancia, la manera de insistir en el tema por parte de ella es incomodo y a Paul se le queda dando vueltas. Ese mismo día su oficina, su consulta y su hogar comienzan a ser bombardeados diariamente por ramos de rosas rojas sin remitente.

Paul no puede sacarse a la mesera de la cabeza y comienza a toparse constantemente con ella, las dudas y cuestionamientos sobre si mismo que produce esta nueva persona en su vida desemboca en una suerte de crisis existencial retratada dentro de este metraje de estructuración más bien literaria a través de una delicada selección musical y un laborioso trabajo de encuadres, que juntos permiten al espectador acompañar a Paul en su ensimismamiento y cavilaciones.

Es así como a la llegada del frío invierno Paul parece haber congelado su vida como era hasta entonces dejándose llevar a lugares de sí mismo que pareciera haber olvidado “Me llevaba muy atrás ” declara en un momento sin dejar claro si habla de su infancia o a algo más profundo y primitivo.

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La película que además de una bellísima banda sonora y cuidada fotografía cuenta con un gran conjunto de actores se pierde cuando el  relato intimista  centrado en Paul comienza a rodearse de otras historias dentro de su círculo familiar que además de muy clichés quedan algo al aire, sus peleas con su hijo a quien nunca ha entendido demasiado, la perdida de la cordura de la hermana de Lucie, el romance entre Lucie  y termina mezclándose con un suerte de thriller cruento a través giros dramáticos inesperados, logrando que la cinta anclada a una narrativa muy aferrada al formato de capítulos de una novela pierda sustento a lo largo del metraje .

Para el final de la película vemos Paul devuelto en su rutina diaria, estable y comoda, pareciera que nada a cambiado, sin embargo, quedan esas cosas de las que no se vuelven a hablar y parecen olvidadas y perdonadas para siempre pero que no dejan de sentirse, como la música, como el  ineludible cambio de las estaciones.