Bon Voyage. Mi vida junto a Holden: El tiempo irrecuperable

Corría el fin de la década del noventa, a un paso del cambio de siglo, una época extraña para cualquiera que quisiera llevar adelante una banda de rock, una época extraña también en Chile, con pocas ventanas hacia el exterior. Una de las bandas protagonistas del underground chileno, Pánico, ya llevaba un par de discos y se lanzaba con un sello musical propio, Combo Discos, buscando dar un paso adelante luego de intentar salir de un circuito local quizás demasiado pequeño. Pánico traía siempre detrás alguna leyenda cosmopolita, posiblemente porque habían vivido en Francia eran considerados “portavoces” de una escena internacional donde las cosas realmente “pasaban en serio”.

Recuerdo que hacia esos años el sello de Pánico lanzó el disco de la banda francesa Holden, para quienes estábamos familiarizados, una banda rock que mezclaba la chanson con algunos toques de Stereolab, que durante esa época gozaba de muy buena fama. Ahí comenzó una particular relación entre Holden y Chile: su disco sonaba en algunos circuitos y sus presentaciones en vivo habían dejado con un buen regusto para una escena ávida de bandas de afuera que vinieran a dar noticias desde el exterior. Así visto, Holden en ojos locales era la sofisticación y el vínculo con la escena indie francesa, y era habitual que pudieran sonar en alguna reunión de amigos.

El 2007, para su tercer disco, Holden tuvo un espectacular regreso a Chile. Hicieron una gira por varias ciudades y, personalmente, pude verlos en todo su esplendor ese año en Cine Arte Alameda. No se sabía, pero esa era la despedida y un cierre de ciclo por parte de la banda, un último destello de una historia que se había compuesto de expectativas, deseos y ganas de llegar lejos. Para Holden, de hecho, esa gira fue uno de los hitos más importantes de su carrera.

Pablo Solís, el director de Bon voyage: mi vida junto a Holden, estuvo ahí para registrarlo. Lo que no pasaba de ser un registro del backstage, se transforma con la distancia temporal en un documento de época y en el registro más importante de la banda. Esto gana lugar con el sorpresivo encuentro entre el documental y la vocalista, guitarra y compositora Armelle Pioline, quien desde el presente reflexiona sobre lo que fue su banda y lo que significó esa gira para ella. La honestidad brutal de Armelle, en el modo de construir su relato y experiencia a lo largo de esos años y su espejeo con la actualidad, es uno de los puntos más interesante y emotivos del documental, ya que la historia de Holden es también la historia de sus sueños y frustraciones, de relaciones amorosas y amistosas que han quedado atrás en forma de distancia y duelo. El contraste entre una Armelle reposada y a la vez siempre en movimiento es suficiente para encontrar en Bon voyage el tono confesional y biográfico necesario que lo distancia del clásico rockumentary imparcial.

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El documental se estructura así, entre el registro de la gira, las presentaciones en vivo de algunos de sus clásicos y la única entrevistada en el presente, Armelle, prescindiendo tanto de los otros integrantes como de otros testimonios. Lo que podría ser mal entendido como una investigación incompleta, gana aquí en un tono biográfico y de bastante intimidad.

Se visualiza también que es una película realizada netamente desde un impulso personal, como si se tratara de una deuda simbólica del director. En ese sentido, el documental de Solís es una larga carta de despedida guiada por Armelle. Lo que quizás no saben ambos -Armelle y Bon voyage- es que por el “temblor” de su registro visual, con una precariedad lo-fi con harto feedback, y el tono reflexivo de su voz, la película adquiere ribetes de una crónica épocal de un tiempo irrecuperable, acaso el de una generación completa.

 

Nota comentarista: 7/10

Título original: Bon Voyage: mi vida junto a Holden. Dirección: Pablo Solís. Casa productora: Globo Rojo Producciones. Producción ejecutiva: Catalina Vergara. Fotografía: Pablo Solís. Montaje: Pablo Solís. Sonido: Mauricio López. País: Chile. Año: 2019. Duración: 74 min.