Dogman (1): Los perros del sur

La dualidad canina está definida por la clásica idea de fidelidad sempiterna del perro doméstico, que se contrapone con el salvajismo y territorialidad de ciertos perros callejeros, esa misma dualidad se encuentra presente a cada momento en el film de Mateo Garrone, donde el hombre canino está transfigurado en sus dos protagonistas Marcello y Simone, la sumisión sin condiciones y la ira desenfrenada, una relación que se ve destinada a la tragedia como ya lo adelanta el poster del film y de la historia real en la cual se basa, el homicidio del criminal y boxeador amateur Giancarlo Ricci. 

Esa misma dualidad puede interpretarse desde la mirada de una Italia marcada por las desigualdades entre el norte y el sur, un norte donde la industria y el lujo son su principal marca y un sur donde el crimen organizado y la pobreza parecen ser parte de un país ajeno y que en Dogman está plenamente marcado en el retrato del estancamiento del balneario en el cual se desarrolla la película, enclavado en la costa sur y cuyas enormes y derruidas estructuras permiten divisar el fracaso de un proyecto inmobiliario del cual solo quedo un esqueleto de cemento a punto de venirse abajo. El interés de Garrone por el sur no es algo nuevo, ya que dos de sus anteriores filmes recurrían a entender las duras condiciones alrededor de Nápoles, en el caso de Gomorra (2008) con el crimen organizado cuyos tentáculos alcanzan a toda la zona, y en Reality (2012) a través de un pescador napolitano cuyo escape a una situación económica estancada, se proyecta en la obsesión de ser parte de un programa de telerrealidad y que va convirtiéndose en una continua paranoia que recordaba mucho a The Truman Show (Peter Weir, 1997).

Marcello, el protagonista de Dogman está basado en el estereotipo italiano de los personajes de Roberto Benigni, un peluquero de perros, pequeño, amable y gracioso, cuya evolución en el film se equipara por las distintas etapas de la crianza de un perro, desde la reprensión física como forma de castigo-aprendizaje, hasta los premios y caricias cuando demuestra obediencia, quien debe enfrentar de forma creciente los abusos y manipulaciones de Simone, un enorme y bravucón antisocial que aterroriza al pueblo entero y quien usa a Marcello como cómplice de sus distintos crímenes.

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Los roles se van intercambiando y el papel de can va rebotando de un lado a otro, la animalización de ambos se va convirtiendo en un camino sin retorno donde la única salvación proviene de la hija de Marcello, quien parece generar la paz interior que se va perdiendo de a poco. La aprobación es parte fundamental del recorrido de Marcello, un aprobación como padre, amigo fiel y parte de la comunidad, y donde la interacción que tiene con los perros a los cuales va embelleciendo y retocando en su peluqueria lo hace sentir parte de una manada imaginaria, donde está protegido, entendido y donde no tiene nada que ocultar. 

La desolación del pueblo genera las señales sintomáticas del desastre que se encuentra en el camino, el ambiente gris azulado que es una de las características del cine de Garrone se va apoderando de un cielo nublado que se va fusionando con el pueblo, el final representa la soledad del perro perdido sin dueño, la evidente perdida de la aprobación que busca constantemente el can adicto a la compañía.

Garrone retoma ese realismo oscuro que tantos réditos le ha dado y que lo han convertido en un incondicional de Fremaux, incluso por encima de Sorrentino, caído en desgracia hace un año y alejado de la selección oficial de Cannes. A la vez ambos son el estandarte de una generación italiana de directores que aún no ha logrado recuperarse luego de ser una de las cinematografías de vanguardia por 40 años y que aún no ha salido de su debacle. Los directores italianos del nuevo siglo han heredado parte de la tradición de su gran cine, el glamour felliniano de Sorrentino, la gris violencia de Garrone y el realismo mágico de Rohrwacher, plantean un escenario, que mira a un país inestable, como una forma de apropiarse de él, a diferencia de Guadagnino y Minervini volcados totalmente hacia EEUU.

 

Nota comentarista 7.5/10

Título original: Dogman. Dirección: Matteo Garrone. Producción: Paolo Del Brocco, Matteo Garrone, Jean Labadie. Guion: Ugo Chiti, Matteo Garrone, Massimo Gaudioso. Fotografía: Nicolai Brüel. Montaje: Marco Spoletini. Reparto: Marcello Fonte, Edoardo Pesce, Nunzia Schiano, Adamo Dionisi. País: Italia, Francia. Año: 2018. Duración: 103 min.