Family Romance, LLC (3): La política de los afectos en la nueva postficción de Herzog

Aquí la sensación del recorrido es la de una invitación a soltar las herramientas de desconfianza ante el artificio que expresa el cine, para adecuarnos a una realidad incierta como la que el cine contemporáneo ha estado proponiendo últimamente a través de “postdocumentales” y “postficciones”. Esta propuesta refuerza el ejercicio de espejos para transmitir estructuras de sentimientos que son difíciles de dirigir, de encausar, se leen entrelíneas y llegan por vías sensibles al espectador.

Algunos años atrás escuché hablar del término “no-novio” o “no-novia”, se usaba entonces para dar a entender que si pasabas el tiempo con alguien y eras vista con esa persona en lugares públicos, eso no significaba que había un compromiso o proyección de por medio. Es una convención que quiere dejar clara la incertidumbre de que lo deseado no es completamente la soledad, ese espacio de vacío que tenemos todos, tampoco la convivencia con el que vemos cerca, es quizás el anhelo de estar con alguien más, o el paso previo a optar por una vida en solitario; la finalidad de este gesto es dejar clara la indefinición. Se podría decir que esta figura es un derecho ganado durante la globalización, y que, en general, se hace uso de él con más frecuencia durante la primera adultez que sigue a la adolescencia, y que, por cierto, los estudios de psicología junguiana explican esta vacilación como una actitud que retrasa la transición de la juventud a la madurez.

Family Romance, LLC, la última película de Werner Herzog, presenta una situación similar a la anterior en Japón, pero añadiendo el elemento que lleva el caso al límite: el descubrimiento de la empresa que lleva el mismo nombre del filme, cuyos servicios se encargan de la contratación de actores que se hacen pasar por un familiar o ser querido, durante algún evento social o momento personal importante para el cliente. Es un nicho que anteriormente fue exitoso en el mundo empresarial de distintos países de oriente, su objetivo era dar un aspecto más cordial a las relaciones interpersonales de organizaciones, y actualmente se usa para ocultar carencias afectivas de la vida personal de las personas. Al conocer esta anómala prestación, Herzog se encontró con la inevitable tentación de hacer una película, por lo cual contrató a Ishii Yuichi, dueño de la empresa tokiota, para el rol protagónico en el que encarna al no-padre de Mahiro, una niña de 12 años que conoce a la supuesta figura paterna que ha sido alquilada por su madre en secreto, un poco para cubrir la carencia, y otro poco para conseguir información acerca la vida íntima de su hija.

En la introducción del filme, aparece el mismo Herzog comentando que Family Romance, LLC puede llevar al espectador a confusión en relación su indeterminación ficción-documental, ya que sus procedimientos combinan ambas epistemes del cine, y dentro de esa misma característica, existen tácticas decisivas para comprender los distintos acentos del filme, por ejemplo, que fue realizada en lugares empíricos sin intervenciones, y la puesta en escena es rudimentaria en exceso, bordeando el ascetismo. En relación al guión, está basado en la realidad, el cual Ichii protagoniza encarnándose a sí mismo, y tanto Mahiro como su madre y el resto de los actores no son profesionales, además, muchas veces elenco debe improvisar, desarrollar una actuación performativa, dentro del margen dado por el director. El sonido es una mezcla de información ambiental extraída durante el rodaje, con postproducción musical que está centrada en sonidos instrumentales y vocales que aparecen como temas asociados al jazz, la música docta y religiosa. En cuanto a la cámara, la distancia entre ella y lo profílmico a veces es tan estrecha que hace notoria la necesidad de primeros planos y medios en los momentos que surgen con una intensidad emotiva, así como se usa corrientemente en el género dramático.

Ver el filme con el prólogo es fundamental porque ahí Herzog explica el rumbo que eligió, evitando el camino del falsario que tomaron Orson Welles, en F for Fake (1973), y José Luis Guerín, en Tren de sombras (1997), cuyo objetivo era enseñar al espectador la credibilidad de lo falso en el lenguaje cinematográfico, o la apariencia de verdad que puede construir un director de cine. Aquí, más bien, la sensación del recorrido es la de una invitación a soltar las herramientas de desconfianza ante el artificio que expresa el cine, para adecuarnos a una realidad incierta como la que el cine contemporáneo ha estado proponiendo últimamente a través de “postdocumentales” y “postficciones”, términos que Emilio Bernini analiza en su texto La indeterminación[1]. Esta propuesta de una tercera vía para comprender y producir cine, ya no se trata de cuestionar los métodos de representación institucional (MRI), en ese sentido no se denuncia al poder hegemónico de la industria del cine, ni se intenta demostrar que el lenguaje del cine sirve a la construcción de discursos inventados, va más allá, refuerza el ejercicio de espejos para transmitir estructuras de sentimientos que son difíciles de dirigir, de encausar, por lo mismo, se leen entrelíneas y llegan por vías sensibles al espectador.

Al ver Family Romance, LLC se puede percibir la ternura en la mirada de Herzog hacia los personajes centrales y secundarios; la compasión parece ser el afecto fundamental que desplaza al director a crear esta historia que logra convertirse en un comentario acerca del cine, como suceso histórico cuyo territorio, una vez más, está en discusión. No es inútil recordar que desde su invención el cine llegó a llenar una ausencia que estaba presente en los círculos sociales de la burguesía, en la ciencia y la vida cotidiana, a veces, incluso todavía, reemplaza los objetos de estudio o los del deseo, y desde entonces observa al ser humano en relación con su entorno y naturaleza. Siguiendo esta línea, los elementos tecnológicos y espirituales que conforman Family Romance, LLC constituyen una imagen de la sociedad japonesa que es testigo de la carencia, de su proceso de fragmentación y estado de desolación, sin embargo, se realiza desde una perspectiva empática y sin partidismos por una utopía preestablecida. En definitiva, el filme invita a pensar el mundo y el cine desde un nivel más personal y cercano a las emociones, y desde ahí, observar el paisaje sociopolítico.

 

Título original: Family Romance, LLC. Dirección: Werner Herzog. Guion: Werner Herzog. Música: Ernst Reijseger. Edición: Sean Scannell. Reparto: Mahiro Tanimoto, Ishii Yuichi, Miki Fujimaki. País: Estados Unidos, Japón. Año: 2019. Duración: 89 min.


[1] Bernini, Emilio (2012) “La indeterminación”, en Territorios Audiovisuales, Jorge La Ferla y Sofía Reynal Comp. Libraria, Buenos Aires.