¡Huye!: Las ventajas del esquema

El terror como género ha sido desde siempre criticado por un sector por la rigidez de sus esquemas. La cinta de terror en general, más que en otros géneros masivos, parece tener que adecuarse a ciertas formalidades y estrategias narrativas que pueden resultar cansadoras a lo largo del tiempo. Sin embargo, y esto es algo que entienden muy bien los seguidores de estas películas, es ese mismo esquematismo el que ha permitido que sea uno de los géneros más críticos y “rebeldes” dentro de Hollywood. Al ser obras encerradas dentro de un esquema con tópicos esperables, el juego de sus variantes termina remarcando los comentarios políticos más que en otras formas de cine más “libres”. Por lo mismo el terror funciona como una herramienta para poner en escena los temores socio-políticos. Sobreviven, de John Carpenter (1988), lanzó una de las críticas más directas a la de ideología neoliberal sin salirse del molde del subgénero de la invasión de cuerpos; mientras que The Woman, de Lucky McKee (2012), propuso un ataque a la misoginia en clave gore, sin miedo a ocupar varios lugares comunes del slasher y el cine de venganza.

Esta potencialidad política fue observada por el cómico Jordan Peele, quien sentía que el género presentaba una ausencia respecto al trato de temas raciales. Peele seleccionó el terror desde antes de desarrollar una historia elaborada, pensando en la mencionada potencialidad política, pero también en el atractivo masivo del género. ¡Huye! ya se perfila como una de las películas más exitosas realizadas por un director negro en la historia. Peele toma una premisa directamente política, que temáticamente podría parecer seria y de poco interés masivo, y la envuelve de elementos de comedia y terror para convertirla en una obra de éxito.

La cinta comienza con el extraño rapto de un joven negro en un barrio de clase alta habitado por blancos. Este misterioso comienzo recuerda con sus movimientos circulares de cámara a la apertura de Te sigue (David Robert Mitchell, 2014), otro éxito reciente del terror. Posterior al rapto, vemos a otro joven negro, Chris (Daniel Kaluuya), preparándose para conocer a los padres de su novia blanca, Rose (Allison Williams). Chris se empieza a sentir preocupado al enterarse de que Rose no les ha mencionado que es negro, a lo que ella responde con palabras de calma. Sus padres son progresistas con estudios, adoran a Obama, y han conocido culturas diversas viajando por el mundo. Al llegar a la casa vemos que los padres de Rose son tal cual como los ha descrito, mostrándose amables y poco sorprendidos al descubrir que Chris es negro. Pero a medida que siguen las escenas, la amabilidad de los padres de Rose empieza a parecer exagerada e incómoda, y Chris empieza a sentirse incómodo. Cuando empieza a notar comportamientos sospechosos en el jardinero y la cocinera de la familia (ambos negros), el ambiente empieza a volverse progresivamente hostil contra Chris.

get-out

La caracterización de los Armitage, la familia de Rose, es uno de los primeros aciertos de la cinta de Peele. Al enfocar su crítica en el sector más progresista estadounidense, la cinta puede hacer un juego gradual de actos pasivo-agresivos que resultan ciertamente más interesantes que ver a Chris enfrentado contra unos rednecks que lo hostiguen desde el comienzo. Peele prefiere enfocarse en el racismo que intenta ser dirigido como un comentario positivo (en más de una escena se halaga lo atlético que es el cuerpo de Chris) pero que termina siendo todo lo contrario. Si bien en un principio la cinta juega en un terreno más sutil al caracterizar a sus antagonistas, es la falta de sutilezas lo que dominará la segunda mitad. Peele bebe notoriamente de varias fuentes, y la forma en que los Armitage van cambiando su actitud recuerda a la progresión de los vecinos en El bebé de Rosemary (Roman Polanski, 1968), en otro ejemplo de obra que funciona de manera acumulativa, sumando y sumando capas de extrañeza hasta terminar en un exagerado festín satánico.

La película de Peele se suma a recientes aciertos del cine de terror que parecen recuperar elementos del terror que estaban desapareciendo. Te sigue fue reconocida por su efectividad como ejercicio retro ochentero, mientras que Estación zombie (Yeon Sang-ho, 2016) y ¡Huye! han sido alabadas por el retorno a la alegoría política en clave romeriana. Tal vez habría que interrogar el gesto nostálgico en esta apreciación, pero aún así es difícil no rescatar el espíritu de sátira política que encontramos en ¡Huye! La falta de contención de la cinta de Peele interpela directamente a su espectador, en vez de reafirmar su comodidad al convertir el racismo en un hecho lejano aplicado por villanos sin matices, como en el caso de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013). El tema racial aparece con claridad y urgencia, y aprovecha el esquema de su género para molestar precisamente al espectador que siente que se “superó” el tema. Si bien algunos personajes están ciertamente menos desarrollados que otros (el hermano alcohólico de Rose es por lejos el menos interesante de los cuatro), y a ratos la combinación de comedia y terror puede resultar desbalanceada (algunos chistes en medio de momentos tensos quedan algo desubicados), el debut de Peele nos aporta una de las más interesantes cintas de la cartelera comercial en lo que va del año.

Nota comentarista: 7/10

Título original: Get Out. Dirección: Jordan Peele. Guión: Jordan Peele. Fotografía: Toby Oliver. Montaje: Gregory Plotkin. Música: Michael Abels. Reparto: Daniel Kaluuya, Allison Williams, Lil Rel Howery, Bradley Whitford, Caleb Landry Jones. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 103 min.