La directiva (1): Ordenando la sede

En sus tres documentales, Lorena Giachino aborda diversas formas de comunidad y lo colectivo. Lo común como puesta en escena de conjuntos de personas que van a contrapelo de las formas y las lógicas, por ejemplo, de la ganancia y el mercado. En El gran circo pobre Timoteo (2013) se muestra la crisis de un circo con más de 40 años de tradición. Por su parte, Reinalda del Carmen, mi mamá y yo (2006) construye un relato personal en torno a la memoria y la dictadura militar en Chile que puede ser leída desde lo colectivo. En tanto, La directiva configura un relato en torno a la Federación de Árbitros de Fútbol Amateur, la cual elige una nueva directiva a cargo de su nuevo presidente, José Castro. No obstante la nueva directiva recibe una administración material y humanamente quebrada, el grupo busca, con herramientas precarias, levantar la Federación. Desde ahí, el documental rescata formas y diálogos con una retórica burocrática de respeto: "En nombre de Dios, se abre la sesión". Campana.

Si bien La directiva es un documental sobre el mundo del fútbol, solo muestra al inicio una cancha de tierra de fútbol amateur, en un plano general estático, durante unos pocos segundos. No se trata de una directiva que administra un equipo de fútbol, el documental muestra la pasión del amateurismo, pero no desde el hincha, sino que desde los personajes imparciales del mundo futbolero, los árbitros. Llama la atención la figura de estos, se trata de sujetos que juegan a ser jueces imparciales, proyectando una ética. Sin embargo, Juan Villoro ha dicho que "nadie es tan aficionado" como un árbitro, ya que "por amor al juego no muestra su amor a la camiseta". El árbitro como un tipo imparcial que carga con una pasión mesurada o reprimida.

El tratamiento de la cámara de Giachino resulta llamativo, ya que elude toda pasión y efervescencia. Se trata de una cámara que observa el espacio interior de la sede. Los escasos minutos de exteriores dan paso a una totalidad centrípeta del interior de la sede de la Federación. Una cámara fija, contemplativa y paciente. El verde de las paredes y la insistencia en la decoración del espacio: retratos de antiguos integrantes, un Quijote, un Cóndor, un árbitro de bronce u otro metal. El sonido, por su parte, enfatiza los ecos de claman en la casa y la insistencia del timbre que avisa la llegada de algún socio.

El ambiente, sin duda, es masculino en su totalidad, y lo femenino se remite a Apolonia, árbitro y fugaz secretaria de la directiva, que solo aparece una vez en escena, y a la necesidad de que una “señora” pueda ir a hacer el aseo. Por su parte, la vestimenta de los integrantes es elegante y formal. Los árbitros se muestran torpes frente a la tecnología, llevan cuadernos, fichas y credenciales a mano. También utilizan máquina de escribir. Arreglan una radio vieja donde luego suena un himno nacional que se escucha mal. Posteriormente inician una sesión cantándolo.

Llama la atención el énfasis en la limpieza y la insistencia en el orden de la sede como alegoría. En Reinalda del Carmen también se observa una escena donde se enfatiza el vacío de los Tribunales de justicia, interrumpidos por la presencia de una mujer que limpia las barandas de bronce de las escaleras. Un gesto simbólico de limpieza y justicia política. El funcionamiento de la sede parte por la limpieza del lugar. El lavado de loza y secado de vasos es constante. "¿Quién no se bañó?" Bromea el presidente, mientras hace una cama.

La limpieza es parte del proyecto de la directiva. José Castro realiza un brindis por "mis héroes nacionales y anónimos", lo que es complementado por otro personaje, quien define que para ser árbitro hay que ser humilde, sencillo y sicólogo. Las elecciones intentan ser transparentes, el nuevo director elige a su gente, tesorero y secretario. Entiende la precariedad del lugar, por lo que pide cooperación del grupo. La gestión pasa por revisar archivos: "Todo empieza de nuevo". Trabajan la formación, la parte técnica, “la guerra la vamos a ganar con buenos árbitros”. Sin embargo, hay crisis y reina el pesimismo. Emerge una crítica a la Ley del deporte, que apoya al fútbol profesional, no al amateur. "Me siento ofuscado, por mí, como dijo Sócrates, “Yo defiendo al pueblo”", momento en que Castro cita erróneamente al filósofo griego.

Lorena Giachino elabora un relato cinematográfico y retrato colectivo preciso, bien construido, con una cámara bien ubicada y con tiempos muertos acordes a los personajes que lo viven. Giachino da otra estructura y ritmo a lo que podría haber sido un documental sobre el fútbol, no pone la cámara en la cancha, sino en la micropolítica de la sede, configurando un relato cotidiano y mínimo, íntimo y sutil.

 

Nota comentarista: 8.5/10

La directiva. Dirección: Lorena Giachino. Guión: Lorena Giachino. Producción: Paola Castillo. Fotografía: Pablo Valdés, Eduardo Cruz Coke. Montaje: Javiera Velozo, Lorena Giachino. Música: Camilo Salinas. Sonido: Roberto Espinoza. País: Chile. Año: 2017. Duración: 70 min.