La mula: El largo adiós

La verdad por delante para que duela menos: La Mula pertenece al costado más débil y olvidable de la filmografía de Clint Eastwood. Valga decirlo desde el inicio para evitar las lealtades mal entendidas y las admiraciones ciegas. Eastwood es dueño de una obra portentosa, compleja y admirable. No es menos cierto que sus últimos filmes se diluyen en cierta complacencia visual, descuidos formales evidentes y una cierta planicie en la caracterización de sus personajes. A veces sus ejercicios biográficos resultan cuando privilegia su natural instinto individualista al servicio de una puesta en escena austera y precisa, un atractivo cruce del formalismo de Hawks y el discurso del common sense de John Ford (Sully), pero, cuando se descuida, puede caer en despropósitos proselitistas o en versiones diluidas de la realidad, a medio camino entre la denuncia y la auto-indulgencia (American Sniper15:17 Tren a París). La Mula sirve como un compendio de sus debilidades como director, de sus mañas como actor y del desgaste paulatino de una maestría artística que se siente cansada y descuidada.

¿Y de qué va la película? Esta es la historia de Earl Stone (Clint Eastwood), un hombre que sobrepasa los ochenta años de edad y que se enfrenta a una crisis terminal en varios frentes. En lo personal, vive un desencuentro que se asoma como definitivo entre él y su esposa (Dianne Wiest). En lo laboral, subsiste a duras penas de lo que fue un trabajo exitoso pero que con las nuevas tecnologías ha perdido todo su esplendor financiero. Pobre, aparente soldado de Vietnam dejado a la deriva de una vejez indigna y con pocos amigos, Earl se vuelve carne de cañón para una propuesta arriesgada pero provechosa: servir de “mula”, vale decir, transportar un cargamento de drogas sin estar en el radar de la policía por su carácter invisible y decrépito. Hay aquí una buena idea: un hombre que se vuelve una antinomia de la violencia brutal del cartel mexicano para el que trabaja, y que utiliza ese desajuste de expectativas como una fortaleza. La ley está encarnada en la figura del agente Colin Bates (Bradley Cooper) quien junto al oficial Treviño (Michael Peña) intentarán desbaratar las redes de narcotráfico.

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Eastwood firma los primeros minutos de manera cuidada y transparente, acercándose a un territorio anómalo y peligroso: reunir el melodrama de Los Puentes de Madison (1995) y la parodia de Gran Torino (2008). Allí aparecen los desencuentros filiales y matrimoniales, con un Earl estoico y terco, un viejo rabioso que alberga algo de amor en su corazón pero que siente que el mundo le es ajeno e incómodo. Y cuando se embarca en la empresa ilegal que lo hará ganar dinero, Eastwood se interpreta como un personaje patético y perdido, burlesco y socarrón, débil y ridículo. En esos minutos, en esas escenas, aparece algo del mejor Eastwood, ese nos recuerda a Un Mundo Perfecto (1993): la carretera, la ambigüedad de una persona que se aplica en una epopeya personal y única. Y, sin embargo, hay un pátina de melancolía impostada, forzada, una crisis personal no del todo creíble en el personaje de Earl. Como si su ridiculez nos impidiera tomar partido por su malestar y se volviera un personaje detestable y, lo peor, insignificante. Falta densidad moral para desplegar el juego de dualidades entre Colin y Earl, el cazador y el cazado. Allí hay una oportunidad desperdiciada, una relación ilusoria en la mente del espectador, pero que Eastwood, por decisión propia o descuido, no intenta siquiera recrear. ¿Otros defectos? La inserción algo absurda de un melodrama familiar que recurre a todos los lugares comunes del género y destruye los aportes del costado más oscuro de la trama.

La Mula aparece como una película inconsistente, un tanto sosa, que desprecia a su protagonista solo para darle un falso final que intente ajustarse a la integridad estoica que define al Eastwood que más queremos, pero que aquí aparece dibujado con brocha gorda y muy poca delicadeza. He aquí el Eastwood más débil, el que recrea un estilo que se repliega en el lugar común, que se plagia a sí mismo. Un cine amortiguado y blando, poco valiente. Quién lo diría. ¡Es Clint Eastwood! …o lo que queda de él.

 

Nota comentarista: 5/10

Título original: The Mule. Dirección: Clint Eastwood. Guión: Nick Schenk. Fotografía: Yves Bélanger. Música: Arturo Sandoval. Reparto: Clint Eastwood, Bradley Cooper, Dianne Wiest, Taissa Farmiga, Ignacio Serricchio, Alison Eastwood, Michael Peña, Laurence Fishburne, Andy García. País: Estados Unidos. Año: 2018. Duración: 116 min.