Lady Macbeth (2): La tormenta se avecina

El personaje de Lady Macbeth, delineado por Shakespeare en su obra Macbeth, ha servido para ejemplificar la idea de mujeres fuertes, con un toque de maldad e influyentes, algo que no les está permitido a los personajes de ficción sin que se les tache de “brujas” (ni pensar en la vida real).  En la obra de Shakespeare, Lady Macbeth convence a su marido de cometer regicidio y tomar las riendas de Escocia. Posteriormente, el autor decide entregarle algo que puede asumirse como un tipo de redención a su personaje, quien se arrepiente y suicida, aunque no vemos su deceso.

Idéntico final le entrega Nikolai Leskov a Katerina en su propia Lady Macbeth de Mtsenk. Katerina es joven, impetuosa y está casada con un mercader de Mtsenk, en Rusia. La forma en la que se relaciona con su marido, con su suegro y, en general, con todas las personas que la rodean no hace más que hacernos caminar lentamente hacia lo que será un final trágico. Katerina se suicida en el Río Volga, luego de un enjuiciamiento y un envío a trabajos forzados al norte de su país. Crimen y castigo derivados de su condición de homicida.

El director William Oldroyd, en su primer largometraje, toma la historia de Leskov y la adapta a la Inglaterra rural del siglo XIX, encarnando a su heroína en Katherine con similares características a las impuestas por el novelista ruso. Sin embargo, opta por comenzar su historia un paso antes, durante el matrimonio de Katherine, en donde la protagonista es apenas adivinada tras su velo y el desenfoque de la cámara. Antes de su matrimonio, Katherine es una idea que aún no se gesta y su fallida primera noche de matrimonio acaba por sellar al personaje.

El director tiene la precaución de mostrarnos a Katherine en una casa desolada, cuidada pero sin elementos con los que ella -ni nosotros- pueda identificarse. De alguna forma, Katherine es parte del decorado, dentro de un espacio de paredes gruesas y ventanas con postigos de madera. Las exigencias que hace su suegro -su esposo siempre está de viaje- parecen emanar de esa condición decorativa: eres su esposa, procrea.

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Sólo cuando Katherine es capaz de salir de su casa y dejar de mirar por la ventana, comprendemos su verdadera naturaleza. Aún contenida, y precedida por una tormenta que amenaza el cielo permanentemente pero que nunca llega, Katherine es una más con el paisaje. Es el lugar donde se le ve más libre. Una interesante relectura de Oldroyd al relato de Leskov, que explicita una forma de ser más salvaje de la protagonista que la que vemos en la película, y más cercana a la Katherine que encuentra a su amante en medio de un acto de abuso sexual a su propia criada. Aquí es donde se genera un segundo punto de inflexión: Katherine no es la llamada a encarnar la lucha de una mujer por su género; el resto de las mujeres que la rodean también resultan ser un estorbo para ella y desde ahí, no hay ningún acto que nos haga pensar en moralejas.

Mientras Nikolai Leskov hace uso del humor para contarnos su historia, progresando deliberadamente hacia la tragedia, Oldroyd nos lleva inmediatamente a una atmósfera pesada, que asfixia pese a la belleza de sus planos y fotografía, no solo por los escenarios escogidos, sino que principalmente por las relaciones que se dan entre sus personajes. Katherine se siente como víctima de sus circunstancias y de un sistema que la oprime durante los primeros diez minutos del metraje, para después mostrarse como una persona que calcula cada paso que da y que, además, muestra cero empatía por los otros, ya sea en las exigencias a su amante, el asesinato de su suegro o la inculpación de su criada en su crimen. Todo esto se agudiza con la decisión de usar muy pocos elementos sonoros, que generan escenas y diálogos secos, obligando a concentrarnos sólo en los actos de los personajes.

Katherine tiene razones poderosas para cometer todos sus actos, y en eso el espectador podrá o no tener cierta piedad con el personaje. Poderoso también es el final que Oldroyd nos entrega para su historia: Katherine sola, embarazada, en una casa que ya ha logrado hacer propia. Sin tensiones, pero sin nada que provoque las fricciones vividas antes. Oldroyd la salva de la muerte, pero le entrega un estado de soledad, que termina siendo similar a lanzarse al Volga o morir fuera de escena. Atrayente forma de mirar a esta protagonista, y de entregarle un poco de la empatía que ella nos ha negado en los relatos que nos la han presentado.

 

Nota comentarista: 7/10

Título original: Lady Macbeth. Dirección: William Oldroyd. Guión: Alice Birch (a partir de la novela de Nikolai Leskov). Fotografía: Ari Wegner. Reparto: Florence Pugh, Christopher Fairbank, Cosmo Jarvis, Naomi Ackie, Bill Fellows, Ian Conningham, Paul Hilton, Joseph Teague, Golda Rosheuvel, Rebecca Manley. País: Reino Unido. Año: 2016. Duración: 89 min.