Todo el dinero del mundo: Decisiones económicas

En medio de un convulsionado 2017, en donde las revelaciones sobre casos de acoso sexual en la industria hollywoodense se tomaron varias portadas, el director Ridley Scott debió tomar decisiones que cualquiera con menos oficio hubiese sido incapaz de llevar a cabo. Teniendo ya filmada y en post producción su película Todo el dinero del mundo, eliminó la presencia de Kevin Spacey en ella, incorporó al experimentado Christopher Plummer en su reemplazo y filmó en diez días todas las escenas correspondientes al personaje de Paul J. Getty, eje central en el filme. El resultado en términos prácticos fue el esperado: nominación de Plummer al Oscar y al Golden Globe como mejor actor de reparto, estreno en la fecha estipulada y nuevamente, Scott saliéndose con la suya.

Ese  carácter que ha dado pie a películas que transitan entre el género policial, la ciencia ficción, el épico y el terror, es también el que le permite a Scott, con 80 años, contar una historia aparentemente unidimensional, en donde conocemos los hechos que se suscitaron en a raíz del secuestro de Paul Getty III, nieto del acaudalado Paul J. Getty, dueño de Getty Oil y coleccionista de arte. Los secuestradores piden 17 millones de dólares. El millonario se niega a entregarlos y comienza la cacería por encontrar al joven, mientras Gail Getty (Michelle Williams), la madre del secuestrado, realiza todo lo que está a su alcance para poder recuperar a su hijo con vida, y como veremos más adelante, completo.

Scott se las ingenia para ejecutar un filme donde su autoría está presente desde todos los frentes, con paletas de colores bien definidas para cada situación y escenario. Paul J. Getty permanece en un invierno permanente al interior de su finca londinense, entre obras de arte y tapices que rememoran la estética de los imperios de la antigüedad. Esta visualidad responde a la obsesión de Getty, quien -efectivamente- siente ser heredero de Adriano, el emperador romano, e instala desde ahí las responsabilidades que deben tener los miembros de su familia, incluyendo a su nieto. Contraponiéndose, Gail se aleja de esa visión para ser el corazón de la historia, con una Michelle Williams que convence y opaca a los otros protagonistas del filme. Finalmente, el secuestro del nieto pasa a segundo plano frente a la confrontación entre estos dos personajes, en donde Getty no puede evitar ver a su nieto como un “activo” más dentro de su fortuna. De hecho, Scott nos lo muestra directamente en la decisión del millonario de adquirir una costosa obra de arte mientras niega el precio del rescate de su nieto: Getty tiene sus prioridades, basadas en la acumulación de bienes. Si uno de estos no se ajusta a lo que él espera, pierde su valor.

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¿Por qué Ridley Scott quiere contar esta historia? Si bien pareciera que Todo el dinero del mundo se escapa de las temáticas de sus películas más recientes (Prometheus, Misión rescate y Alien Covenant), es la forma en la que modela al personaje interpretado por Plummer la que permite reconocer nuevamente la intención del director por mostrar lo que más nos cuesta admitir en los seres humanos. Scott instala las debilidades y mezquindades de sus personajes y los exhibe sin autocompasión. Tal vez por eso aquello que nos parece tan importante, la empatía con sus personajes, es difícil de alcanzar en este caso.

Parece ser que así como Getty toma decisiones prácticas en su cotidianidad, Scott hace lo mismo con su película. Desde el cambio de actor para el papel más importante del filme, hasta la manera frontal en que relata su historia, nos dice que Scott ya no está para sutilezas. Su dirección sigue siendo muy precisa, pero esa precisión es la que no deja posibilidades de relecturas, sobre todo a nivel simbólico. Son decisiones económicas que nos hablan de la tenacidad del director. Algo similar a lo que quiere hacernos ver en su personaje, que a la larga -al igual que Scott- se mueve en su propia ley.

 

Nota comentarista: 6/10

Título original: All the Money in the World. Dirección: Ridley Scott. Guión: David Scarpa. Fotografía: Dariusz Wolski. Reparto: Michelle Williams, Mark Wahlberg, Christopher Plummer, Romain Duris, Charlie Plummer, Timothy Hutton, Charlie Shotwell, Andrea Piedimonte. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 132 min.