Informe IX In-Edit: Quadrophenia: Can you see the Real Me? (Matt O’Casey, 2012)

Este documental sobre el disco homónimo de la banda británica The Who fue estrenado este año como parte de una campaña de promoción para una edición de lujo del disco Quadrophenia, publicado originalmente en 1973. Sin embargo, el documental dista mucho de ser un mero film promocional o un simple material informativo. QuadropheniaCan you see the Real Me? se adentra de lleno en un momento crítico para la banda inglesa y su líder, el guitarrista y compositor Pete Townshend, y la creación de Quadrophenia se transforma no solo en un momento crucial sino además en un punto de cruce en el que convergen el miedo de un artista que, preso del vértigo de la fama y el éxito comercial de su obra cumbre, el LP Tommy (1969), debe afrontar la presión de crear una obra que pueda superar la marca de Tommy, mientras debe lidiar con la pérdida de sus managers –Chris Stamp y Kit Lambert, enganchados a la heroína- y con la convivencia con sus compañeros de banda, tres hombres tan disímiles como complicados: el bajista John Entwistle, el díscolo baterista Keith Moon y el irascible Roger Daltrey, con quien Townshend solía tener constantes enfrentamientos que se resolvían a puñetazo limpio.

Este documental nos permite entender que, si bien Quadrophenia no fue el último de los discos de The Who  en su formación original, antes de que falleciera Keith Moon en 1978; es un disco que cierra de algún modo el viaje creativo de la banda. Y es un cierre que, como el viaje mítico, es una vuelta al hogar o más bien, a los inicios de la banda. El final es el origen. The beginin is the end. La idea de Townshend es revisitar los inicios de The Who, indisolublemente asociados al movimiento juvenil de los mods en Inglaterra, a través de un disco conceptual que narra la historia de un joven mod, Jimmy, que representa la inadaptación, la rabia y la búsqueda autodestructiva de una identidad propia, dilacerada. Jimmy es esquizofrénico o –más específicamente- quadrofénico pues en él conviven cuatro personalidades o identidades contrapuestas, que Pete Townshend identifica con las personalidades de los miembros de la banda.

Lo interesante es que este documental es un viaje dentro de otro viaje, el Townshend actual revisita el momento de creación del disco y es un viaje en el tiempo: al estudio construido para grabar el disco en Battersea, un paseo por Brighton, un encuentro con los que fueran jóvenes mod admiradores de Townshend en su época de gloria, la revelación de una vieja carta que nunca fue entregada a su destinatario y, por encima de todo, el sonido del mar. Y en este viaje por la memoria Pete recuerda el martirio que fue grabar un disco, el dolor que lo atravesaba en un momento en que, y esto no puede ser casual, eligió contar una historia que retomaba de manera distanciada el origen de la banda, que retrospectivamente le permitía observar un camino recorrido donde la furia de haber sido un joven que no encuentra su lugar en el mundo, ha quedado atrás, pero un cierto eco de aquel sentimiento permanece.

The Who es, como pocas bandas de su época, una expresión furiosa la imposibilidad de expresarse, de estar a la altura, de encajar en un mundo hostil y –sobre todo- es una banda sobre la frustración y el fracaso, que se enfrentan a través de una afirmación paródica: son los que cantan sobre algo que no pueden explicar, sobre ser substitutos. E incluso en el giro espiritual que fue Tommy, la rabia, como sentimiento fundamental no desaparece, y la iluminación mística está siempre asociada a una experiencia de fracaso. Este documental, como pocos nos muestra cómo esa combinación de amor, rabia, frustración, fracaso, parodia y sarcasmo pueden ser reunidas en un solo disco, sin perder un ápice de su tensión interna, pues son todos rasgos de un autor, el propio Townshend, que pretende estar hablando sobre otro, un tal Jimmy, pero en realidad no nos habla más que de sí mismo y de su generación. Y en el fondo de todo el sonido del mar, leit motiv de un álbum y de un documental que se sumerge en la marea de un tiempo que pasó y que a la vez, vuelve, permanece. Can you see the real me?