Informe XVI Sanfic (3): Siberia: La suspensión del tiempo

Siberia de Abel Ferrara -exhibida durante el reciente SANFIC- no es en ningún caso una película lineal. Intentar descubrir la historia que nos cuenta es imposible. Ferrara monta un collage de sensaciones y pánicos, de angustias relacionadas con fobias, deseos y terrores con imágenes destinadas a obligar a sus espectadores a participar de esos miedos. Tal vez esa exigencia de complicidad juegue en contra en algunos casos, pero es una exigencia que el director nos ha hecho desde el inicio de su carrera.

En medio de la nada, en un ambiente frío y nocturno, Clint (Willem Dafoe) sirve café y alcohol a los visitantes. Una cabaña instalada en este paisaje nos lleva a conocer a medias a este personaje, cuya presencia ahí no tiene pasado ni destino. De pronto, un cambio, un golpe de timón con la presencia de dos mujeres que aparecen y nos llevan a la consecución de hechos, nos obligan a cruzar una y otra puerta. Siberia puede ser percibida como una gran obra sobre lo onírico y la autoconciencia, pero es, ante todo, un viaje propuesto por Abel Ferrara desde sus propias divagaciones.

Lo personal es ante todo, político. La forma en la que enfrentamos el mundo nos sitúa en algún espectro ideológico, queramos o no. Ferrara realiza la acción temeraria de exhibir sus propios flujos de conciencia, dividiendo cada acción en una pequeña obra que sólo puede explicarse a sí misma. El protagonista vaga por un espacio laberíntico que lo expone a sí mismo, a otros, a los miedos y sus relaciones personales. Ferrara parece estar buscando el significado de la vida, el de la suya propia, y se vale de su protagonista para encontrarla.

Hay encuentros que nos permiten identificar algunas de esas búsquedas. El padre/doble de Clint, un personaje que emerge varias veces en distintos escenarios, permanentemente está empujándolo a entender sus culpas. Oficia como fantasma, como recuerdo, como reflejo y como negación de lo que es y de lo que fue. Como contraparte, la madre, que aparece junto a todas las mujeres que puede haber amado y deseado, lo cobija y le permite comprenderse. Una figura mucho más pequeña, el hijo, interpretado por la hija del director, intenta hacer que esos dos mundos confluyan: “¿Sabes que todo lo que he hecho ha sido por amor a ti?” pregunta Clint en una frase cliché, pero que intenta dar forma a ese sentimiento.

Siberia no es en ningún caso una película lineal. Intentar descubrir la historia que nos cuenta es imposible. Ferrara monta un collage de sensaciones y pánicos, de angustias relacionadas con fobias, deseos y terrores con imágenes destinadas a obligar a sus espectadores a participar de esos miedos. Los sueños se transforman rápidamente en pesadillas, sin que haya aviso de cambio. Tal vez esa exigencia de complicidad juegue en contra en algunos casos, pero es una exigencia que el director nos ha hecho desde el inicio de su carrera.

En un mundo sin estabilidad ni lugar en donde poner un pie firme, lo único que se mantiene inmutable es, precisamente, su protagonista. Willem Dafoe, quien ya ha colaborado en múltiples ocasiones con el director, es el órgano dúctil que Ferrara necesita para dar rienda suelta a sus obsesiones. Tanto el actor como su director están en permanente confabulación. Dafoe se mueve por todos estos mundos de manera completa, como si hubiese nacido en ellos. La interpretación deambula por todos los estados y el actor usa su cuerpo como el arma principal de Ferrara para interpelar a sus espectadores.

Si en Tommaso (2019), Ferrara había optado por exponer su vida personal -al menos, la cáscara que quiere mostrar- Siberia viene a completar ese recorrido entrando en lo más recóndito de sus traumas. Por lo mismo, la estética es asfixiante, sin posibilidad de escape o redención.  Tal vez los únicos momentos en que podemos encontrar algo de paz es en los planos deliberadamente largos mostrando a Clint y sus perros, mientras su trineo se desliza a través de una noche americana. Es ese el momento en que el tiempo se suspende y nosotros tenemos la única posibilidad de poder acercarnos a él. Con toda seguridad, no vamos a lograrlo cabalmente, pero siento que esa tampoco es la idea. Nuestra empatía se verá confrontada. Ese es, a la larga, el regalo que nos hace el director al despojarse y desnudarse frente a su público.

 

Título original: Siberia. Dirección: Abel Ferrara. Guion: Abel Ferrara, Christ Zois. Fotografía: Stefano Falivene. Reparto: Willem Dafoe, Dounia Sichov, Daniel Giménez Cacho, Simon McBurney, Cristina Chiriac, Trish Osmond, Anna Ferrara, Fabio Pagano, Phil Neilson, Laurent Arnatsiaq, Valentina Rozumenko. País: Italia. Año: 2020. Duración: 92 min.