Atrapados en Japón: El complejo de Electra

En 1941, el viaje a Japón de seis periodistas chilenos invitados por el gobierno nipón que duraría tres meses, se extendió a un interminable y angustioso año. Habían quedado atrapados en Tokio en medio de la incertidumbre del estallido de la II Guerra Mundial, luego de que el barco que los traía a Chile debiera retornar a la capital japonesa tras haberse librado del ataque a Pearl Harbor (afortunadamente, el mal tiempo les había impedido atracar en Hawaii).

Meses y meses de espera por una nave que los trajera de vuelta desde Japón. De periodistas de crónica, los seis chilenos debieron convertirse en corresponsales de guerra a miles de kilómetros de su país (Chile se declaró neutral), en que “un adjetivo mal puesto puede cosechar consecuencias fatales”, según anotó Carlos Barry en su cuaderno de apuntes que su hija Vivienne recibe y revisa después de años y en los cuales se basa el documental Atrapados en Japón.

Con un juego de voces entretejidas en tres niveles, el documental combina la narración de la propia película, la de ella como testimonio de hija y la de su padre a través de los textos de sus cuadernos de notas, donde fue dejando testimonio de su travesía y, de paso, aportando a un relato histórico de la situación de Chile en el concierto de la guerra y del periodismo nacional. Un periodismo que en ese tiempo no cuestionó una invitación de un gobierno por una extensión temporal que ya era larga y que devino en interminable, pero que con el paso de las semanas empieza a adquirir un cariz político y estratégico, instalando la sospecha y la preocupación.

“Lo japonés es lo que más me recuerda a ti, pero te fuiste sin poder contarme”, señala la directora con un tono infantil como con el que trata a las muñecas japonesas traídas por su padre y las que pone en movimiento con stop motion, técnica en la que Barry ha trabajado por décadas. “Ésta es la primera película que no es de monos que hago”, reconoce la directora.

Las animaciones y los objetos materiales (esas muñecas que de niña veía en el departamento del centro donde vivía, sin saber las historias que escondían y que descubre ya en su madurez) con los que ha trabajado por años, esta vez tienen un cariz personal y de exposición a los cuales la realizadora no está acostumbrada. Es su historia y la de su propia niña la que, a través de las geishas como pequeño arte-objeto, se proyecta en la pantalla grande acaso para cerrar un círculo, una historia inacabada.

La hija/niña

Ganadora del premio al mejor largometraje iberoamericano del Festival de Cine de Mujeres (Femcine) 2016 y del Pudú al mejor largometraje chileno del Festival de Valdivia 2015, en su estreno en la nueva sala Radicales su directora reconoció lo difícil que había sido para ella hacer este film sobre el viaje de su padre -que viajó junto al emblemático Mario Planet- porque involucraba muchos sentimientos personales:  esta travesía asiática también es el viaje de una hija en búsqueda de la identidad del hombre que murió siendo ella apenas una niña. “Gracias a la cinta pude recuperar mi imagen paterna”, ha reconocido la realizadora.

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Cuando Vivianne lee en los cuadernos de su padre que en el barco del interminable viaje de Valparaíso a Tokio diariamente van restando 15 minutos al reloj hasta completar un día menos por el cambio en el huso horario, la hija-niña se pregunta si eso significa que su padre morirá un día antes o si cambiará el día de su cumpleaños.

Acostumbrada a una vida de despedidas, exilio y separaciones (como señala al final del documental), Vivienne Barry emprende un camino terapéutico con Atrapados en Japón en que enfrenta el complejo de Electra de una hija que idolatra la desconocida figura de su padre, al cual sigue los pasos en su periplo asiático reconciliándose con su historia y con la memoria. Una Electra que, ya en su etapa madura, sigue -en parte- enamorada del padre que se fue y que eleva a héroe en medio de la guerra que le quitó tiempo de él incluso antes de que ella naciera.

Con múltiple material de archivo familiar (fotos históricas, filmaciones, cuadernos) y locaciones en Japón, China, Corea del Sur (a las cuales se les podría haber sacado más provecho) y Chile, Atrapados en Japón cumple una doble dimensión: aporta interesantes antecedentes a la historia del periodismo chileno de la época y, a la vez, reconstruye la figura de un padre que se fue prematuramente a los 40 años dejando preguntas sin responder a su pequeña hija, que aún no nacía cuando él quedó atrapado en la capital japonesa.

Marisol Aguila Bettancourt

Nota comentarista: 7/10

Título: Atrapados en Japón. Dirección: Vivienne Barry. Guión: Vivienne Barry, Renato Villegas. Fotografía: Arnaldo Rodriguez.. Sonido: Nadine Voullieme. Edición: Danielle Fillios, Fernando Valenzuela. Música: Njo Kong Kie. País: Chile. Año: 2015. Duración: 70 min.