El Renacido (3/4): Laboratorio emocional

therevenantdicaprioAlgo evidente en El renacido es la redundancia. La anécdota de la película está marcada por un evento que sucede tardíamente dentro del primer tercio (el ataque de un oso Grizzly). Luego de ello viene un via crucis protagonizado por DiCaprio, quien es sometido a la humillación y las peores condiciones de sobrevivencia. Las características redentoras de la trama vinculadas al amor filial y a la puesta a prueba del espíritu humano, se remarcan en una performance gestual de DiCaprio que algunos quieren ver como un gran trabajo del actor. Por su parte, González Iñárritu nos habla desde la glorificación del padecimiento desde cierto aire trascendental.

Volvamos a la redundancia. El  estilo de El renacido es recargado y grave, ello se subraya con la utilización del paisaje septentrional fotografiado de forma fabulosa, así como con la bella y trágica música compuesta por Ryuchi Sakamoto,  ambos motivos que el director reitera en todo el filme sin mayor avance en la idea expresada (el padecimiento, la fuerza del espíritu).  Toda cuota de humor e ironía que podría haber redimido algo de Birdman, su anterior filme, se encuentran ausentes.  Aquí González Iñárritu simplemente no tiene  autocensura para decir lo que quiere decir y para ello se apoya de cuadros ilustrativos con alegorías religiosas, citas a la historia de la pintura presentes como alucinaciones del personaje central. Todo en el filme nos dice  “esta es una historia trascendental”, pero ello no se refleja en un personaje con capas, dudas e interrogantes, sino en la afirmación de la voluntad contra viento y marea, transformándose en un testimonio excepcional que absorbe toda capacidad metafórica de la película. En tiempos del “conócete a ti mismo” de las filosofías new age, González Iñárritu cree que hacer pasar al cuerpo por el vejamen, y la condición extrema es una manera de entregarnos un mensaje de humildad, fe y destino.

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Pero sigamos, aún si la trama con cierta clara idea de redención cristiana (“el renacido”), y la búsqueda del ascetismo vía la redención, podría obviarse, lo cierto es que toda inteligencia narrativa que podría haber tenido Amores Perros o Birdman, donde cierto juego entre las operaciones técnicas, el manejo del tiempo y el dibujamiento de conflictos centrales de interés eran elementos destacados, aquí todo ello quedó atrás. Sorprende, por ejemplo, lo latiguda y evidente resolución en los giros del relato, lo poco desarrollado de los personajes y lo indeciso que resulta el punto de vista respecto a lo que se quiere narrar (toda la primera hora hasta la aparición del giro es simplemente una aletargada contextualización sin mucho interés para lo que viene después). Aunque podrían ser muchas las fuentes del problema, el montaje utilizado para simbolizar y expresar, antes que narrar, recargando el clima machacoso de sus “motivos”, dando lugar central al “lucimiento” gestual de DiCaprio, parece ser uno de los flancos más débiles del filme. El renacido parece estar toda hecha para otorgar un significado (“la trascendencia del espíritu”) dejando el material significante y toda técnica como un formalismo que acompaña la ilustración. Aunque no fue de mi gusto, Birdman podría tener a su favor lo contrario, el aire ampuloso del tratamiento buscaba calcando operaciones legitimadas por la historia del cine, compenetrar los materiales como recursos con un guión lleno de niveles narrativos.

Estamos -sincerémonos-  ante una película pensada para el Oscar por parte de un director que busca entrar al panteón de la industria con cierto grado “tolerable” de autoría. Como un laboratorio autoconsciente, González Iñárritu busca por vía del golpe bajo y el impacto emocional hablarnos de cierta trascendencia humana, en un decorado visualmente llamativo y un desborde megalómano sin precedentes hasta ahora en su cine. El renacido afirma con la fuerza del subrayado cinematográfico aquello que simplemente y por mucho que se diga lo contrario,  no tiene.

Iván Pinto

Nota comentarista: 2/10

Título original: The Revenant. Dirección: Alejandro González Iñárritu. Guión: Alejandro González Iñárritu, Mark L. Smith. Fotografía: Emmanuele Lubézki. Montaje: Stephen Mirrione. Reparto: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter, Forrest Goodluck, Paul Anderson. País: Estados Unidos. Año: 2015. Duración: 156 min.