Pequeña gran vida (2): Hacerse cargo

La premisa es espectáculo: científicos noruegos han encontrado la solución a la sobrepoblación y la contaminación mundial, y para eso hay que achicarse. Medir doce centímetros. Hay varios beneficios, entre ellos la reducción del material tóxico producido por el humano y, como gran atractivo, una vida de millonario. Paul Safranek (Matt Damon) aprovecha la oportunidad junto a su esposa y se va a vivir a Leisureland, una de las tantas comunidades de gente en miniatura y una de las más lujosas.

De una película así se podría esperar un par de aventuras de blockbuster, algo así como una Isla Kong forzada por el propio creador del downsizing (método por el cual los humanos reducen su tamaño), o, más aún, por el propio guionista de la película. Pero Alexander Payne, director de las muy buenas About Schmidt (2002), Sideways (2004) y Nebraska (2013), y Jim Taylor, su guionista, se alejan de los bichos gigantes y pájaros monstruosos para crear una historia más bien cotidiana, un cómo sería muy bien pensado, considerando buena parte de las posibilidades que una decisión como esa podría traer para la vida de una persona. Los detalles funcionan muy bien y le dan color a la historia, como algunos de los procedimientos necesarios para que la reducción ocurra (el reemplazo de la dentadura, por ejemplo), o las cuestiones de orden económico, el cómo sería traspasar una vida normal a una en miniatura, en qué tipo de casas se podría vivir, los trabajos, el estilo de vida, etcétera; o incluso una pequeña discusión sobre a cuánto equivaldría el voto de una persona en miniatura, no solo por su tamaño, sino que por modo de vida e impacto de las políticas públicas a su forma de comunidad.

Entremedio, Paul Safranek se divorcia, busca un nuevo trabajo, conoce a una vietnamita tristemente famosa por haber sido castigada a convertirse en miniatura y morir (aunque, para su suerte, solo pierde una pierna), y de a poco se adentra al lado B de la bella vida en comunidad reducida, en la que, tal como en la vida de tamaño regular, gente pequeña vive en guetos de pobreza mayor, intentando ayudarse unas a otras. Este es el vuelco importante que hace Payne con las expectativas del espectador. Los pájaros gigantes no serán problema para la comunidad de pitufos, que no tendrán que escapar de sus garras. El único pájaro que se verá estará atrapado, de fondo, sin importancia, en una de las redes que protegen a la comunidad.

Payne intenta acercarnos a nuestra realidad con una lupa, nos achica y aleja para luego hacernos un zoom que nos devolverá a tierra, como si la comunidad en miniatura nunca hubiese sido tal. Los conflictos poco tienen que ver con el tamaño: esa es la condición. Los pájaros no necesitarán atacarnos, Payne nos indica que los problemas están dentro de la comunidad. Pero donde hay cierto pesimismo basal, Payne pone la esperanza. El pájaro seguirá pegado a la red, afuera, mientras adentro habrá quienes intenten hacer algo por esa comunidad, por pequeña que sea. Son detalles que embellecen al tiempo que adornan una película de un humanitarismo bien llevado, visto a través de los ojos de un tipo que intenta encontrar un lugar y darle un sentido a su vida, lo que procurará (con harto patetismo, como le recuerda Dusan, el personaje de Christoph Waltz) hasta los minutos finales de la película.

downsizing (2)

Las temáticas tocadas podrán parecer repetidas: la distancia entre clases sociales, el ser humano como germen patógeno del mundo, etcétera; pero el punto no está puesto en redoblar la culpa del ser humano, sino que en la replicabilidad (y, por tanto, la incapacidad de escapar) de ciertos sistemas, que es donde -nos dice Payne- hay que trabajar y hacerse cargo. Otro punto: el Safranek de Damon es demasiado bueno como para dejarlo pasar, no tanto por sus características, que tienen mucho del protagonista perdedor de siempre, sino que por la interpretación del actor y lo que Payne y Taylor hacen conduciéndolo.

Considerando su presupuesto y sus muy buenos (y sobrios) efectos especiales, Pequeña gran vida queda algo corta al lado de películas mucho más sencillas del director, especialmente tomando en cuenta que Nebraska, su antecesora, con mucho menos parece alcanzar bastante más. Son justamente estas expectativas las que le pueden jugar en su contra, pero despojados de estas, la película avanza libremente hacia donde nos quiere llevar.

 

Nota comentarista: 7/10

Título original: Downsizing. Dirección: Alexander Payne. Guión: Alexander Payne, Jim Taylor. Fotografía: Phedon Papamichael. Música: Rolfe Kent. Reparto: Matt Damon, Christoph Waltz, Hong Chau, Kristen Wiig, Rolf Lassgård, Udo Kier, Jason Sudeikis. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 135 min.