Verano 1993 (3): El comienzo de una vida

Los padres de Frida han muerto. Tiene 6 años y le toca ir a vivir con sus tíos Marga y Esteve, y su prima de 3 años, Anna, a una zona rural de Cataluña. Sus nuevos padres y su nueva hermana. Por supuesto, es verano, y la vida es especialmente casera e íntima. Vida en familia, en resumen, pero con una familia que no es la suya. Frida los pondrá a prueba, querrá irse, también lo pasará bien con ellos. En definitiva, intentará encajar ahí donde, en inicio, no estaba planeado que perteneciera.

La primera película de Carla Simón (ganadora del Mejor Ópera Prima en la Berlinale 2017) se trata de una obra autobiográfica, o una biografía ficcionada, en la que la autora hace una revisión de su infancia pasada por el filtro adulto, o de la Carla Simón adulta, evidentemente, quien no solo tiene su propia biografía a mano, sino que a los libros, la teoría, el entendimiento universal del proceso por el que pasa una niña al verse enfrentada a la tragedia y a la necesidad de avanzar en la vida mientras tramita, a su manera, la angustia. Así ocurre que la estructura de la película, orgánica y realista, está marcada por la posición cambiante de Frida respecto de este nuevo escenario.

No se dirá nunca: la causa del fallecimiento de sus padres fue el VIH. Un virus, dirán. Esta es una entre todas las cosas que veremos desde el punto de vista de la protagonista. La cámara se encuentra por lo general a su altura, y tendremos acceso a todo aquello que se encuentra en su rededor inmediato (adelanto: un gran logro de Simón es hacer que su madre sustituta, Marga, parezca a ratos la protagonista, aun cuando sus apariciones son de fondo, pistas de la presencia que la cineasta quiere darle a esa figura). El padre aparecerá con mayor presencia cerca de la mitad de la película, los abuelos y la cuidadora tendrán apariciones esporádicas. Cataluña, incluso, aparece de fondo político. La película se construye a pequeños gestos y avanza al ritmo de Frida. De a poco. Lo mismo nos iremos enterando de lo inteligente que es el relato de Simón. Hay mucha responsabilidad y honestidad en el abordaje del tema, y la película completa termina siendo entrañable en todo lo que contiene, la felicidad y la pena, y la infancia completa de una niña muy cerca del extremo oscuro de la suerte (a pesar de tener una familia sustituta estable, cuestión que en el mundo de los desdichados lo debería ser todo), donde se impone la mirada de Simón, comprensiva y sin rasgos de sentimentalismos ni bajezas manipulativas que fácilmente podría tener una historia de una niña sin padres.

VERANO-1993

No es casual la dedicatoria final (y puesta justo a tiempo) que Simón le hace a su madrastra. Además de ser el retrato del proceso que vive cualquier niño que pierde a sus padres tempranamente, Verano 1993 es un gesto de amor hacia aquella quien se hace cargo de la vida completa de una niña. No es necesario esperar a la dedicatoria para verificar esto: la directora se detiene en aquellas escenas en que Marga se ofrece contenedora y madre; también, antes, en esos momentos en que se le ve sufrir el peso de tener que ser madre, y que, al final y a pesar de todo, lo lleva a cabo. Sin moralina, sin la culpa cristiana. En ese sentido, no se trata solo del proceso de Frida, adaptándose a una nueva familia: también del de Marga, al tener que aceptar esta nueva hija. De ahí el peso de estas escenas en las que Marga se muestra como madre contenedora: no es la postal cursi del buenismo de una madre, sino que el momento íntimo y superior en el que una mujer, a pesar de todos los tropiezos (y quizá a propósito de ellos), decide ocupar ese rol.

El final es todo lo que quiere ser la película. Una escena sencilla, íntima y honesta, contenidamente desgarradora, un punto de inflexión que marca el fin de un verano y el comienzo de una vida entera. Carla Simón logra una película inteligente y emocionalmente gruesa. De ser posible identificar películas que no envejecerán nunca, como las hay desde el inicio del cine, Verano 1993 debería ser una de ellas.

 

Nota comentarista: 9/10

Título original: Estiu 1993. Dirección: Carla Simón. Guión: Carla Simón. Fotografía: Santiago Racaj. Montaje: Ana Pfaff, Dídac Palou. Reparto: Laia Artigas, Paula Robles, Bruna Cusí, David Verdaguer, Isabel Rocatti, Montse Sanz, Fermí Reixach. Música original: Ernest Pipó. País: España. Año: 2017. Duración: 96 minutos.