Informe 72 Festival de Berlín: Hallazgos latinoamericanos

A pesar de las adversidades producidas por la pandemia, se vieron muy buenas películas, y las secciones de Panorama, Forum, Forum Expanded, Encounters, Generation y Berlinale Special rebosaron de producciones cinematográficas interesantes, junto a las 18 películas en competencia. Entre esta oferta había, como todos los años, varias películas latinoamericanas, llegadas desde Argentina, Brasil y México principalmente, y algunas producciones de Chile, Colombia, Perú. En lo que sigue, comento cuatro hallazgos encontrados en diferentes secciones.

Este año, todo el mundo habla de una versión adelgazada del festival, con pocas visitas famosas. A esto se suma que Isabelle Huppert, actriz homenajeada en la edición 2022, a la que se le dedicó una contundente retrospectiva, junto a su película nueva en el programa especial de gala —À propos de Joan, de Laurent Larivière—, enfermó de covid y no pudo viajar a Berlín para recibir el galardón del Oso de Oro especial. Pero la verdad es que la percepción general no se condice con la programación. A pesar de las adversidades producidas por la pandemia, se vieron muy buenas películas, y las secciones de Panorama, Forum, Forum Expanded, Encounters, Generation y Berlinale Special rebosaron de producciones cinematográficas interesantes, junto a las 18 películas en competencia. Entre esta oferta había, como todos los años, varias películas latinoamericanas, llegadas desde Argentina, Brasil y México principalmente, y algunas producciones de Chile, Colombia, Perú. En lo que sigue, comento cuatro hallazgos encontrados en diferentes secciones.

 

El norte sobre el vacío (Alejandra Márquez Abella, México, Panorama)

Con un lenguaje preciso y sobrio, a la vez que sutil y con brotes poéticos, la película, presentada en la sección Panorama, se hace cargo de un cambio cultural en el México rural. Cuenta la historia de la decadencia de un rancho en el estado norteño de Nuevo León. Don Rey(naldo) es el patrón absoluto, pero gobierna con una autoridad fisurada la tierra heredada de su padre. Su hermano se la cuestiona constantemente y no lo toma en serio, su esposa se las arregla sin grandes ilusiones, y sus hijos y nietos viven otras vidas en Monterrey, lejos del campo. Pero la verdadera antagonista de Don Rey es Rosa, una chica que trabaja de todo en el rancho. En la secuencia de la caza con la que comienza la película, es ella quien apunta y mata el venado y no Don Rey, porque la puntería no es lo suyo. Luego, en las celebraciones del aniversario, el patrón se adjudica el trofeo con el consentimiento de Rosa, una persona callada y llena de secretos y sorpresas. La escena de la caza deja en claro de entrada la fragilidad de las estructuras de poder, sus mentiras, que la película pone en escena en cada momento, y el rancho se vuelve una casa de cartón. Rosa también lidera la entrega de la propiedad a unos malandros de la zona, planeada por ella y los peones en un acto de rebeldía frente a la autoridad caducada. Los dos bandidos aparecen un día y amenazan al patriarca, pero éste no cede nada y decide defender el terreno hasta el último ladrillo, presintiendo la fatalidad del asunto. Claro que vuelven, esta vez con más gente, autos y armas mortales. Al final, Rosa, en un acto de amor y odio, da el último golpe de sorpresa antes de que hagan volar el rancho en pedazos.

Alejandra Márquez nació en San Luis Potosí y vive en Ciudad de México. Dirigió dos episodios de la serie Narcos: México, y sus dos primeros largometrajes, Semana Santa (2015) y Las niñas bien (2018), fueron presentados en Toronto. Su tercera película confirma la solidez de su propuesta cinematográfica y una sensibilidad notable al narrar algunas de las contradicciones de su país.

 

Manto de gemas (Natalia López Gallardo, México, Argentina, Estados Unidos, Competencia Oficial)

También en esta película, que competía por el Oso de Oro, hay un personaje que trata de rebelarse frente a las estructuras caducas de poder en el México rural, pero el acento está puesto en otras dimensiones, apuntando a un desenlace desalentador. Esta vez es la sirvienta María quien intriga en contra de su patrona Isabel y colabora en las maniobras turbias entre narcos y policías de un pueblo del norte. Isabel vuelve con sus hijos a la casa de su madre que ya no vive allí; parece que se está separando de su pareja, bajo la observación triste de los niños, tratando de buscar nuevos caminos, de reinstalarse en la vida. Pero todo en esta película es confuso y oscuro: las relaciones, las acciones, los motivos, las imágenes. Todo transmite desolación, amenaza y angustia en un mundo apocalíptico sin leyes ni derechos. Una violencia latente es la matriz que opera aquí, a veces se desata, y culmina en la escena final en la que una persona muere al quemarla viva frente a un público inmóvil de adultos y niños, en un acto justiciero cuyos motivos solo podemos sospechar. La película desconcierta. En imágenes intensas y escenarios poco iluminados, muestra una inextricable red de alianzas invisibles y criminales que dominan la vida y la cultura de esa zona de México, quizá metáfora del país entero. Al contrario de Rosa en El norte sobre el vacío, donde es ella la que toma las decisiones y manipula las situaciones, María es otra víctima más de las tranzas siniestras de su entorno, y de las que ya no puede salir.

Natalia López, nacida en La Paz y residente en Ciudad de México, ha trabajado de montajista en películas de Lisandro Alonso, Carlos Reygadas y Amat Escalante. Son experiencias que se manifiestan visiblemente en su primer largometraje, un trabajo interesante que abruma con su intensidad sin salida ni esperanza.

 

Camuflaje (Jonathan Perel, Argentina, Forum)

El documental, presentado en la sección Forum, gira alrededor de Campo de Mayo, la más importante guarnición militar de Argentina al oeste de la capital, un predio enorme de unas 5000 hectáreas. Desde allí se planificó el golpe militar y se organizaba la dictadura (1976-1982), y fue centro de tortura y exterminio, con 5000 personas secuestradas allí. El protagonista del documental es el escritor argentino Félix Bruzzone, conocido por las novelas Los topos, Barrefondo, Las chanchas y Campo de Mayo, esta última publicada en 2019 e insumo principal para el documental. En 2006, Bruzzone compra una casa en los alrededores de Campo de Mayo, y se entera de que su madre desaparecida murió allí mismo, en el centro clandestino de detención “El campito”, cuando Félix tenía tres meses de vida. Muchos familiares terminan viviendo cerca de ese lugar siniestro, y como le cuenta su tía, también su abuela murió allí, en el hospital militar. Bruzzone empieza a indagar sobre ese lugar que opera como un imán oscuro para la familia, y comienza una colaboración con la dramaturga, artista y cineasta Lola Arias, interesada en temas afines del trabajo de memoria, como en Teatro de guerra, obra de teatro, instalación y película, todas dedicadas a la guerra de Malvinas y sus consecuencias. Ella le propone al escritor una puesta en escena del proceso de construcción de la historia y de la novela sobe Campo de Mayo. En el documental de Perel, Bruzzone habla con familiares sobre la vida en los alrededores del Campo, después sale a correr —en la novela es el personaje Fleje quien corre— por la ruta que circunda el terreno de la base militar. Como resultado de esta actividad, y dándole la estructura narrativa a la película, conoce a vecinos de Campo de Mayo —entre ellos un inmobiliario de la zona, un deportista que entrena en el terreno del Campo, un biólogo que hace visitas a la reserva natural ubicada en el Campo, una ex presa y presidenta de la Asociación de Memoria “Sobrevivientes, Familiares y Compañerxs de Campo de Mayo”, militares con los que se topa Bruzzone cuando llevan a cabo sus entrenamientos— y entra en conversaciones con ellos, sobre sus vidas y experiencias relacionadas con el Campo.

Perel, artista y cineasta de la misma generación que Bruzzone, le sigue al personaje y sus interlocutores de cerca, y acompaña con su cámara la inexplicable búsqueda de un sentido del horror ocurrido en esas tierras olvidadas para la memoria nacional; un sentido, por cierto, que parece desviarse con cada paso que da y corre Bruzzone.

 

Terminal norte (Lucrecia Martel, Argentina, Berlinale Special)

Julieta Laso es la protagonista de este documental de Martel, primer trabajo presentado después de la extraordinaria Zama (2017). La cantante es observada en primeros planos por una cámara fascinada por una mujer de voz explosiva y cara expresiva. Pero Julieta no está sola. De a poco conocemos a lxs que la rodean y la acompañan, activistas de género y músicos excéntricos de distintos estilos: la coplera Mariana Carrizo, Lorena Carpanchay, primera coplera trans de los valles calchaquíes, la trapera B Yami y Las Whisky, dúo feminista de noise. Se dan cita en escenarios al aire libre, entre fogatas, caseríos, ruinas y bosques. En poco más de media hora vemos y escuchamos las performances de coplas emotivas que se alternan con otros sonidos, sobre todo indígenas. El documental es el retrato de una comunidad de músicos disidentes en pandemia y en resistencia, en la provincia de Salta, origen de la directora. Siempre ha sido importante el trabajo del sonido en las películas de Martel. Aquí está en primer plano, un musical con juegos asombrosos de luces y movimientos, en el que resalta esa voz impresionante de Julieta que seguro se volverá más escuchada a partir de Terminal Norte.