Gepe y Margot Loyola. Folclor imaginario: Parentescos filmados

El documental Gepe y Margot Loyola: Folclor imaginario se estrenó en 2019 en el Festival de Cine In-Edit. La mirada de Nino Aguilera se presenta como una investigación musical, que combina formas del video clip, con registro de observación documental, conversaciones, entrevistas, y archivos. Estos formatos indagan en las materialidades del álbum, en ese sentido, la película presenta las relaciones de Riveros con Loyola y Osvaldo Cádiz, con los músicos que actúan junto a él.

Un nublado fin de semana, diecisiete años atrás, cerca de la Plaza Yungay, en el Teatro Novedades, se organizó un festival de rock a media tarde. En la platea alta del lugar las butacas eran ruinas apoyadas en las paredes, y el piso que quedaba era desierto, frío y oscuro cemento. Las bandas estaban a punto de sintonizar un sonido. Abajo, la explanada estaba medio llena de personas mirando y bailando tímidamente; había cierta apatía entre los seguidores de cada grupo, además, el espacio era tan grande que el lugar parecía un pequeño caos sin fuerza de atracción. Ahí apareció Taller Dejao sobre el escenario, el dúo de Gepe y Javier Cruz. Sus fans vestidos de blanco contrastaron inmediatamente con el resto de los asistentes que mirábamos este doble espectáculo. Tocaron y bailaron como si fuera la primera vez en un escenario grande. Imagino que abrieron el show con la canción Caminito, la mejor de su repertorio, para irrumpir con un carnaval nortino, pero no sé si es recuerdo o ficción. Traigo estas imágenes para volver a la impresión que me dejó el cantante y compositor, Daniel Riveros, en su intervención dentro un circuito artístico, que entonces hacía malabares con sus propios recursos para generar una escena que llamábamos emergente.

Varios años después Gepe se presentó en el Teatro Municipal de Santiago, a fines de 2018, en el show de promoción del disco lanzado ese año: Folclor imaginario (Canciones Recopiladas por Margot Loyola Palacios y Algunas Otras Que Parten Desde Ahí). Tanto el concepto del álbum y del espectáculo sobrepasa lo imaginable para un público acostumbrado a verlo cantar en bares y festivales, sin embargo, en la vida de Daniel Riveros este movimiento aparece como la posibilidad de agradecer y homenajear, no sólo a su maestra de música tradicional y folclor, Margot Loyola, sino también a otros referentes del folclor, rock y pop, que dan forman a su trayectoria, a su identidad musical. 

El documental Gepe y Margot Loyola, folclor imaginario se estrenó en 2019 en el Festival de Cine In-Edit. La mirada de Nino Aguilera se presenta como una investigación musical, que combina formas del video clip, con registro de observación documental, conversaciones, entrevistas, y archivos. Estos formatos indagan en las materialidades del álbum, en ese sentido, la película presenta las relaciones de Riveros con Loyola y Osvaldo Cádiz, con los músicos que actúan junto a él, incluso con el co-productor del disco, Cristián Heyne. 

Los lugares que han dado acogida a estas relaciones, como la casa de la familia Loyola-Cádiz, la de Gepe, y la Casa de la Cueca, entre otros, aparecen también bajo esta mirada que se acerca detenidamente a objetos e intermediaciones que hablan de otros tiempos, planos de antigüedades del imaginario latinoamericano, de fotografías de músicos que, como Riveros, encontraron un hogar en el folclor, y de cuadros colgados en paredes que sirven como pasajes visuales para unir la vida de Loyola con la de Riveros. 

Entre las secuencias musicales del Palacio Álamos, en el barrio Yungay, están los intervalos de cada canción, donde se explican estos parentescos sonoros y las afinidades entre los músicos de Folclor imaginario: Miguel Molina, Gonzalo Gómez, Claudio Constanzo, Marcelo Cornejo, y Claudia Mena, además de Gepe. De este modo, la interpretación musical está acompañada por imágenes que permiten conocer el proceso artístico productivo y de promoción del disco. Durante la performance se perciben otros tipos de cosas, concentración, memoria, afinación, fuerza vocal, miradas y coordinación de la banda, las técnicas instrumentales, y los distintos géneros musicales. En relación a la memoria colectiva, que traspasa la pantalla, también fue posible vincular, por ejemplo, el flujo entre jazz y cueca en Hasta cuándo vida mía, con un puente establecido por la banda de rock Los Tres, la cual aparece en fotografías de la Casa de la Cueca, y en el cover de Amor violento, tema que suena en los créditos finales con la voz de Riveros.

La integración, casi al final, del músico trapero Gianluca aparece como la actualización del vínculo entre el folclor, música que emerge de la madera, la cuerda y el viento desarrollado en los últimos siglos, con el cosmos de la técnica moderna y que ha derivado en el uso de cables, sintetizadores y tecnologías digitales. Por otro lado, la tropical Joane, última canción, es una pieza importante para dar cierre a este imaginario, porque con ella Gepe vuelve a la figura tradicional del trovador: en esta ocasión, interpela a la audiencia mediante la trágica historia local de migración, encarnada por Joane Florvil en Santiago. Después de interpretarla, aparecen los últimos planos en los cuales distintas locaciones sudamericanas aparecen llenas de gente que camina en Ecuador, Costa Rica, Brasil, México y Chile, para dar término a este canto colectivo que nos quiere hablar de multiculturalismo.

El suelo y toda su carga simbólica es uno de los elementos fundamentales de esta película. Por eso pienso que el uso de los archivos audiovisuales está enfocado en mostrar la continuidad de un territorio. En las imágenes de Loyola tocando el piano y cantando junto a su hermana Estela, y de los programas culturales que condujo en el canal UCV Televisión, junto a Cádiz, su compañero de vida; también en los archivos que muestran la escena underground santiaguina de principios del siglo XXI, donde Taller Dejao y Javiera Mena participaron activamente en la organización de una serie de tocatas llamadas "Folclor imaginario". Ambas selecciones de material las considero una reflexión acerca de los movimientos que promueven el conocimiento de la música popular, impulsados por una búsqueda de pertenencia, que no es la de los símbolos patrios ni de antiguas consignas del pueblo, sino que es individual, del entendimiento interior o, como dice la voz de Margot al inicio del filme, es música que proviene del silencio y la naturaleza.

 

Título original: Gepe y Margot Loyola: Folclor imaginario. Dirección: Nino Aguilera. Casa producctora: Húmedo, Quemasucabeza. Fotografía: Nelson Cortés. Montaje: Nino Aguilera. Dirección de arte: Tatiana Pimentel. Sonido: Gustavo Araya. País: Chile. Año: 2019. Duración: 90 minutos.