La invención & la herencia (5): Sangre en el ojo, apuntes sobre las imágenes en la revuelta

En un mundo donde las imágenes producen la realidad, la idea de una Revolución es ajena. La revuelta es la que denuncia los espacios de una visualidad hegemónica y explora los de una otra posible. La sublevación se hace con gestos, palabras-carteles, gráficas, performances; siempre y cuando estas puedan transformarse en imágenes. Entonces la revuelta también denuncia a los medios de comunicación dominantes, demanda que todos apaguemos la tele, para explorar otros medios. La imágenes y la revuelta nos permiten estar juntxs.

I. El film Propaganda (2014) del colectivo MAFI (Mapa Fílmico de un País) inicia con un plano fijo de un paisaje desértico. Luego de unos segundos comienza a escucharse un sonido fuera de campo que va ingresando de a poco en la imagen, es el jingle propagandístico de la campaña de Bachelet que es emitido desde un auto intervenido con imágenes y banderas de la candidata, el cual entra y sale del plano, transitando por la ruta de esa intemperie árida y solitaria.

El film registró la campaña presidencial del 2013 desmontado el aparato electoral como puesta en escena de una política que solo puede ser pensada como una estrategia publicitaria que se hace con slogans y códigos de marketing, en completa distancia con la realidad del pueblo. Así el film exhibió a través de planos fijos lo que se siguió repitiendo por años: la existencia de una abismal distancia entre la política gubernamental y la ciudadanía. El aislamiento fue agrandándose con los años, al mismo tiempo que aumentaban las ganancias de las corporaciones que lucran con derechos sociales como la educación, salud, vivienda, pensiones, transporte…, en desmedro de la miseria y el endeudamiento individual de las masas.

Propaganda, Colectivo MAFI, 2014

A partir de las revueltas de Octubre que se sucedieron en todo Chile, dicha distancia se materializó como una verdadera lucha política. Una lucha política por el espacio que comenzó en el subsuelo, el metro, símbolo del progreso e urbanización sin industrialización, continuó en los ejes territoriales de distintas comunas (plazas principales), y se desplazó de manera situacionista con barricadas y ataques a los principales espacios símbolos de un modelo basado en el consumo y el individualismo (ataque a grandes tiendas, farmacias, supermercados de cadenas). En los últimos días las manifestaciones intentan desplazarse hacia La Moneda, quizás esperando que la revuelta se convierta en una revolución una vez que se tome el Palacio de Gobierno. Pero el poder hegemónico con su brazo armado despliega todas su fuerzas para impedir que los manifestantes lleguen al Palacio, las marchas no pueden movilizarse desde Plaza Italia y comienzan a actuar como focos dispersos que son reprimidos. De todas formas, también sabemos que La Moneda es más bien una fachada. El poder no necesariamente se concentra en la casa de gobierno, sino que allí solo se legitima, se re-produce. Entonces las barricadas se siguen levantando en distintos puntos, se multiplican frente a un poder desterritorializado que hace décadas que se fuga y desvanece en la maquinaria del sistema financiero.

Mafi tv, Valparaíso, Chile, Octubre 2019

 

Mafi tv, Metro Estación San Pablo, Octubre 2019

Silvia Schwarzböck advierte que el cine podía registrar las revueltas, pero no así la Revolución. En un mundo donde las imágenes producen la realidad, la idea de una Revolución es ajena. La revuelta es la que denuncia los espacios de una visualidad hegemónica y explora los de una otra posible.

La sublevación se hace con gestos, palabras-carteles, gráficas, performances; siempre y cuando estas puedan transformarse en imágenes. La imágenes y la revuelta nos permiten estar juntxs.

II. La espacialización de la lucha se pregunta también por la arquitectura institucional de la democracia. La división de poderes que instaura este sistema se torna absurda cuando sabemos que son las grandes corporaciones quienes lo concentran (que en Chile suelen coincidir y/o emparentarse con los mismos quienes ocupan puestos gubernamentales, ese 1% que concentra la riqueza). Pero además existe otro poder, que no es posible de singularizar en un apellido, ni siquiera en una trayectoria o en una tradición. Son los medios de comunicaciones, los grandes poderes desterritorializados invisibles que han configurado el sentido común produciendo y haciendo reproducir información, códigos, imágenes que legitiman la distribución desigual, llenan de deseos y culpas a los menos favorecidos por el modelo. Un poder que no puede ser interpelado, que no está en la constitución, ni puede ser personificado, la sociedad anónima más grande de todos los poderes. Entonces la revuelta también denuncia a los medios de comunicación dominantes, demanda que todos apaguemos la tele, para explorar otros medios.

El colectivo MAFI se ha reactivado en las revueltas de Octubre y ha comenzado a subir nuevos videos en su cuenta de Instagram, respetando su particular sello estético (un plano fijo, duración breve y sonido limpio del registro). En uno de ellos se ve a una mujer en una Asamblea del Hospital de Limache hablando con un megáfono sobre los modos de organización y las comisiones a formar. Al centro del plano está el megáfono, instrumento privilegiado en el plano por sobre el rostro de la mujer. En otro video se observa una estrecha calle cercana a Plaza Baquedano donde diversas personas van de un lado a otro, se escuchan golpes de cacerola y el canto “Apague la tele y salga”, un hombre asomado de la ventana de su departamento mira la escena.

Mafi tv, Limache, Valparaíso, Chile, Octubre 2019

 

Mafi tv, Parque Bustamante, Octubre 2019

 

III. La revuelta se hace con los cuerpos en las calles, con performances públicas, subvirtiendo los códigos y creando nuevos. Ahora el pueblo explora como producir él mismo sus propias imágenes, signos, información, con otro medios, por otros medios. La ciudad se colma de frases escritas con aerosol que denuncia la violencia de las fuerzas armadas, exigen la renuncia del presidente, reclaman por la desigualdad, definen como su horizonte la dignidad, afirman múltiples y heterogéneas subjetividades en lucha, declaman no tener miedo y desafían al gobierno. Comienzan a resultar recurrentes ciertas frases, palabras que inician la producción de un imaginario otro (“no son treinta pesos”, “hasta que vivir sea digno”, “chile despertó”). También se diseñan y pegan carteles hechos en stencil o digital que piden la cabeza de Piñera, dan consejos de autodefensa para las revueltas, denuncian los intentos de “volver a la normalidad”, visibilizan los nombres y cantidad de asesinadxs, presxs, torturadxs, abusadxs por las fuerzas del Estado.

Las imágenes y palabras que brotan de la revuelta no solo informan y/o denuncian, también tienen la potencia de destruir, reconstruir, montar y desmontar. Se proponen así rescribir un diccionario -ahora situacionista-: “Saqueo es que el mismo remedio en una farmacia popular cueste $2.280 y en Farmacia ahumada $40.222”, dice un cartel fuera de la Farmacia Ahumada de Diagonal Paraguay. “Violencia es que mi mamá que trabajó toda su vida tenga una pensión de $80.000”, dice otro cartel pensado y escrito por una mujer que se une a la marcha. Se proponen también rescribir la historia: en Temuco manifestantes decapitan busto de militar y ponen su cabeza en las manos de estatua del Caupolicán. Los monumentos son intervenidos en post de un relato en donde se inscribe la violencia ejercida al pueblo, a la vez que visibiliza sus luchas.

La revuelta se hace con otrxs, todavía no con todos. La revuelta es heterogénea, múltiple, cambiante.

En las redes se comparten imágenes por doquier de las manifestaciones, de la violencia ejercida por carabineros y militares, también dan cuenta de la lectura insidiosa de los medios, y los montajes de las fuerzas armadas. Las imágenes y sonidos se combinan con un nuevo reportorio que día a día se va creando y multiplicando (“el perro negro matapacos”, los jóvenes saltando el molinete, las cacerolas, la cuchara de palo, “cace-cace-cacerolazo”). Las imágenes visuales y audiovisuales identifican estos patrones, los reutilizan en nuevas imágenes y videos que circulan en baja resolución, imágenes pobres sin autor singular, que se contraponen a las dominantes, a las de alta resolución. Las imágenes en las redes son combinadas y recombinadas, montadas y desmontadas, se transforman en una repetición que deviene diferencia, lo singular se transforma en múltiple, sin perder el carácter de urgencia, de denuncia y de convocatoria, siempre y cuando la revuelta siga viva.

Chile no está solo, @flavichan.samurai en la cámara y música por @makzeecat, Caosgermen

 

#CACEROLAZO (Letra: Ana Tijoux, Música: Jon Grandcamp, Videoclip: Daniela López Lugo / Farola Cinema)

En el siglo XXI la muchedumbre sabe que puede ser pueblo si irrumpe como imagen: una gran panorámica tomada desde un dron registrando a la multitud que desborda el plano. Pero también el primer plano o el plano medio que capta el instante, el gesto singular.

 

Mafi tv, Plaza Italia, Octubre 2019

 

IV. "157 personas han sufrido lesiones oculares y al menos 26 de ellas han perdido completamente la visión en un ojo". Disparar a la mirada en las revueltas del siglo XXI, donde esta solo puede sobrevivir como imagen, no es casual.

El Sábado 2 de Noviembre por la mañana vemos un video del Presidente y su esposa agasajando con un desayuno a los carabineros en el Palacio de la Moneda (única imagen posible para un Estado desligitimado que sólo puede exhibir la singularidad del monopolio del uso de la fuerza). Sangre en el ojo de todxs quienes vemos esas imágenes, de todxs los que participamos de la revuelta. Esto aún no ha terminado.

 

Imagen de portada: #OjoChile