Calzones rotos: Un coro de muchos y de ninguno

Luego del tremendo triunfo que significó para nuestro cine nacional Una mujer fantástica el año pasado, las expectativas del público frente a la producción doméstica se han agudizado. En general el espectador chileno promedio tiende a ser muy crítico con las películas nacionales y realza siempre la comparación con el cine trasandino como si éste tuviera todas las respuestas. En este ambiente, se ha estrenado hace unos días precisamente una coproducción chileno-argentina, lo que para algunos podría significar una suerte de garantía de calidad. Se trata de Calzones rotos. Revancha de mujeres, del director italiano radicado en Argentina Arnaldo Valssechi, basada en la novela del chileno Jaime Hagel Echenique.

Ambientada en un tiempo que parece fines de los '50, en una hacienda a las afueras de Santiago, conviven un trío de hermanas solteronas, una nieta adoptada y una abuela postrada que busca purgar su alma de su más pesado secreto cuando sabe que el momento de partir está cerca, no obstante la buena salud de la que parece gozar. La inminente despedida de esta matriarca, Matilde, ha congregado también a un par de sobrinos, y la esposa “gringa” de uno de ellos, que vienen de visita; a todos ellos se suma el fantasma de un tío. Alrededor pulula una serie de otros personajes menores: un cura, un policía, las prostitutas de una casa de remolienda. De esta forma se plantea una historia coral, orquestada por los traumas y los pecados de juventud, aglutinados por unas cuantas muertes misteriosas.

El relato de Calzones rotos se traduce entonces en cómo se develan estos misterios, cuarenta años después. El tiempo juega aquí un rol importante porque es el que determinará la narración y la estructura de la película. La historia se mueve entre esa actualidad con la reunión familiar y el reencuentro de estos personajes, y los sucesivos raccontos a través de los cuales se irán soltando de una en una las verdades, pero no necesariamente para ser conocidas por todos los protagonistas. El único que se irá a su casa sabiéndolo todo, será el espectador.

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Matilde -encarnada por Gloria Münchmayer y en su juventud por Catalina Guerra- decide que no quiere irse a la tumba sin contar que fue ella quien asesinó a su marido cuatro décadas atrás. Bajo secreto de confesión, se lo cuenta al cura de la familia, quien no puede mucho soportar tamaña historia, habiendo conocido a los protagonistas desde siempre. El sacerdote revela a un amigo y a la autoridad policial del lugar que el cadáver se encuentra en un baúl de la casona. Pero en ese baúl hay otro cadáver más, y de la misma manera que en el primer caso, la historia de cómo llegó este segundo cuerpo a ese lugar llevará el hilo del relato hacia otros personajes: las tres hermanas solteronas, tomándolas en su juventud -cuando parecía que el tren estaba todavía en la estación- hasta su presente. Los dos muertos escondidos en la casa de esta familia terrateniente, acomodada y “decente” centran toda la atención porque la revancha de mujeres a que refiere el título secundario, se explica en ellos.

En efecto, Calzones rotos es sobre dominio, abuso de poder y conservadurismo. Matilde mata a su marido por venganza y por las ganas de zafar de un matrimonio que, como tantos otros en ese tiempo -y en éste también-, le significaba humillación e infelicidad a manos de un machista. Las hermanas, por su parte, también se ven empujadas a un crimen, pero con menos premeditación, cuando reaccionan en defensa propia ante la fuerza bruta masculina. Ese machismo y su violencia atraviesan todas las vidas femeninas.

Y sin embargo, hay dos muertes más que desentrañar: la del tío, cuñado de Matilde, y la de una joven prostituta amante del marido asesinado. Esta última representa un desajuste respecto del tono de la historia, es un simple asesinato motivado por la pasión y la posesión, para el cual no habrá revancha. El drama que rodea a este personaje femenino es enteramente eso y nada hay en la historia de esa chica que la conecte con el negro sentido del humor que se intenta para el contexto global.   

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La debilidad de Calzones rotos está, me parece, en esa mezcla de drama y comedia no bien resuelta. Es probable que algo de la incomodidad que personalmente me produce esta fusión tenga que ver con las temáticas involucradas que se plantean en el filme con un tono tragicómico, sin que esa mueca de sonrisa que uno podría asociar a la tragicomedia, finalmente se asomara. Ocurre que Calzones rotos toca temas especialmente sensibles que hoy por hoy se han vuelto serios. El machismo ha dejado de ser un chiste de sobremesa o una anécdota para sonrojarse. Hoy el machismo es un tema de debate, de profundas sensibilidades, y aunque pueda ser injusto y errado castigar el filme por ese concepto, sin duda que nuestra apreciación de estas problemáticas y la forma en que son llevadas a la pantalla estará empapada de lo más visceral de nuestra opinión.  Por lo tanto, no se trata de juzgar la película desde una perspectiva ética, sino de revisar cómo puede un determinado relato tomar una abismante distancia con el destinatario, cuando las preconcepciones de éste sobre las cuestiones que plantea van en una dirección contraria.

No hay que perder de vista que detrás hay una novela y, al margen de la discusión de si es o no una buena idea al final del día hacer una película a partir de un libro, lo cierto es que esta versión fílmica no convence completamente. Como historia coral tiende a disolverse porque, solo con excepción de Matilde, lo que sucede a los demás personajes, lo que les afecta y aflige no se consolida nunca. Algunos de ellos se sienten forzados, prototípicos y predecibles, y las actuaciones irregulares no contribuyen a comprenderlos.

La película hace gala de una producción importante, con una fotografía espléndida y una bien lograda dirección de arte. Sin embargo, ninguno de estos elementos logra sostener la película, al punto de permitir pasar por alto que la entonación de los personajes y el tratamiento de sus circunstancias es desigual.

 

Nota comentarista:  6/10

Tpitulo original: Calzones rotos, revancha de mujeres. Dirección: Arnaldo Valsecchi. Casa productora: Valcine S.A., Zarlek Producciones (Argentina), HD Argentina. Guión: Valeria Vargas, Arnaldo Valsecchi (Basada en la novela de Jaime Hagel Echenique). Productor: Franco Valsecchi, Luis Sartor. Fotografía: Arnaldo Rodríguez. Arte: Hugo Trípodi. Reparto: Gloria Münchmeyer, Catalina Guerra, Patricio Contreras, Consuelo Holzapfel, Maira Bodenhöfer, Marcela Medel, Magdalena Müller, Alessandra Guerzoni, Nicole Düring, Bárbara Ruiz-Tagle, Annie Fink, Iván Álvarez de Araya, Nicolás Saavedra, Pablo Schwarz, Francisco Celhay, Julio Jung, Jorge D’Elía, Graciela Tenenbaum, Antonia Giesen, Otilio Castro, Marcial Edwards. País: Chile-Argentina. Año: 2018. Duración: 101 minutos.