Punto de encuentro: La imposibilidad de representar el horror

¿Cómo enfrentar la carencia de una imagen de un ser querido, o a la imposibilidad de representar el horror del pasado? La película logra interpelarnos y generar reflexiones en torno al valor de recordar para sanar, además de invitarnos a comprender aquella necesidad que impulsa a los realizadores a romper con el silencio familiar y exteriorizar los dolores que se cargan por dentro.

Punto de Encuentro (2022) inicia con una escena que se vuelve muy simbólica en los documentales sobre memoria y derechos humanos: vemos a hijos e hijas que,  en un acto de no olvidar, buscan en sus archivos familiares la imagen de sus seres queridos que ya no están, y en este caso, el punto de partida para reconstruir los fragmentos de una historia familiar y compartirla a las nuevas generaciones.

Alfredo y Paulina son dos amigos que deciden representar la historia de sus padres, Alfredo García y Luis Costa. Ambos fueron detenidos en dictadura y compartieron celda en Villa Grimaldi: Alfredo está desaparecido y Luis es un sobreviviente. En un comienzo, la película fue pensada como una ficción, pero durante el proceso de realización fue tomando fuerza la experiencia documental, por lo que el resultado es un híbrido.

Las historias de Alfredo y Luis son recreadas a través de una puesta en escena de ficción, con actores profesionales que los interpretan, donde también son parte del proceso Silvia Vera, viuda de Alfredo, y el mismo Luis Costa, quienes se enfrentan a sus dolores, traumas y pérdidas. Un ejercicio provocador no exento de cuestionamientos y contradicciones, ya que somos testigos del impacto emocional que causa en ellos el revivir su pasado, repercutiendo también en sus hijos. A partir de esto cabe preguntarse: ¿cómo enfrentar la carencia de una imagen de un ser querido, o a la imposibilidad de representar el horror del pasado? La película logra interpelarnos y generar reflexiones en torno al valor de recordar para sanar, además de invitarnos a comprender aquella necesidad que impulsa a los realizadores a romper con el silencio familiar y exteriorizar los dolores que se cargan por dentro.

Paulina y Alfredo logran instalar un diálogo intergeneracional, en donde cada uno recoge y procesa su propia memoria. Es aquí donde el juego del dominó que aparece en algunos momentos de la película sirve como elemento metafórico importante, ya que cada persona va aportando piezas que se van uniendo con otras hasta formar un relato común. En ese sentido el título del documental además de representar una forma de resistencia ante la represión, es también el punto de encuentro para enfrentar el dolor desde lo colectivo.

Punto de Encuentro representa aquella energía que nos moviliza a recuperar nuestra memoria, a no dejarla ir y a re-visitarla cada vez que podamos, lo que me recuerda las palabras de Ana González en el documental La ciudad de los fotógrafos (2006) de Sebastián Moreno, cuando manifiesta el valor que tiene el contar con una fotografía de los seres queridos que ya no están, ya que sirve como documento de que fueron parte de la humanidad, y esta película forma parte de nuestra memoria como país.

 

Título original: Punto de Encuentro. Dirección: Roberto Baeza. Guion: Alfredo García, Paulina Costa, Roberto Baeza. Fotografía: Alejandro Carrasco, Alfredo García. Montaje: Carlos Dittborn. Música: Rocardo Santander. Producción: Alfredo García, Paulina Costa. País: Chile. Año: 2022. Duración: 89 min.