Revancha (Antoine Fuqua, 2015)

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Cuando uno empieza a recordar piezas audiovisuales relacionadas con el boxeo, vienen a la mente principalmente aquellas relacionadas con el “Nuevo Hollywood”, cintas consagradas como Raging Bull (1980) y Rocky (1976), ambas obras maestras del género, ya que van más allá del acto del boxeo mismo para dar un retrato social y a veces escabroso del mundo en el que este deporte se mueve. Sin embargo, hay muchas más cintas dentro de este mini-género deportivo, sobre todo en los años 40 como Body and Soul (1947) y Champion (1949), pero que sin duda se restringían más a los dramas sociales melodramáticos y relacionados con el film noir que en las secuencias de entrenamiento y peleas,  que es donde la maestría técnica del Nuevo Hollywood se mostraba. Southpaw quiere ser la amalgama de estos dos tipos de cintas, una película con un cuidado especial hacia el espectáculo visual de las peleas, así como una experiencia de carácter sentimental que busca la catarsis de lágrimas en el espectador.

Jake Gyllenhaal interpreta a el boxeador más exitoso de los últimos tiempos, campeón invicto por decenas de encuentros, y que literalmente está cumpliendo el sueño americano luego de haber sido abandonado por sus padres en un hogar para menores huérfanos, donde conoció a la que sería su esposa, y donde aprendió a boxear, lo cual lo ha llevado a la cómoda posesión de mansiones, automóviles y una vida feliz y relajada para su única hija. Sin embargo, su estilo de pelea es criticado por su esposa, quien siente que tiene que recibir mucho daño como para poder finalmente conectar los golpes ganadores que le logran conseguir el siempre preciado K.O. En esta cinta Gyllenhaal realiza un buen trabajo actoral en cuanto a que logra actuar a través del increíble maquillaje con el que cuenta esta cinta, él logra reproducir los cortes, la cojera y los moretones de manera excepcional.

Nos queda claro que esa vida de glamour y éxito tiene que acabar para que exista película, y es acá donde entra lo melodramático, con la muerte de su esposa y la lenta degradación de su carácter acompañado de la depresión y el alcoholismo que lo aqueja, lo cual lo lleva a perder la custodia de su hija, así como todas sus posesiones. Desde entonces la película se transforma en una historia de redención, donde tiene que subir peldaño a peldaño para recuperar todo lo que una vez tuvo, y como se dice, en el sueño americano todos tenemos segundas oportunidades. Tal como dije en un principio, la película quiere combinar esas dos tipificaciones de películas de boxeo, pero no logra añadir nada nuevo, transformándose en un bien filmado cliché, que se torna repetitivo, predecible, pero no por eso necesariamente aburrido, ya que la historia logra enganchar lo suficiente como para justificar el haber entrado al cine.

La banda sonora, escrita orquestalmente por el recientemente fallecido James Horner y las canciones producidas y/o interpretadas por Eminem, logran darle a la cinta un pequeño atisbo de originalidad y particularidad, pero queda ahogado entre la expuesta y a veces literal historia de redención que el guión nos quiere hacer creer. Las interpretaciones, aparte de las de Gyllenhaal, están bien, son serviciales al tipo de película que quiere ser, pero aparte de un par de secuencias de pelea que realmente podrían llegar a sorprender, esta película sale tan rápido del cerebro en tanto se sale de la sala de cine. Queremos nuevas historias de boxeo.

Jaime Grijalba

6/10 Southpaw. Dirección: Antoine Fuqua /Producción: Todd Black,  Jason Blumenthal, Alan Riche, Peter Riche/ Guion: Kurt Sutter/Protagonistas:          Jake Gyllenhaal, Rachel McAdams, Naomie Harris, Forest Whitaker. País: Estados Unidos- Año  2015