Guerrero (1): Memorias de izquierda

El último documental de la dupla Barril y Moreno (La ciudad de los fotógrafosHabeas corpus), profundiza en la línea del documental testimonial vinculado al pasado reciente y más concretamente a las memorias de dictadura que han venido desarrollando en los últimos años. Si tanto en La ciudad de los fotógrafos como en Habeas corpus se buscaba hacer un relato colectivo a partir de grupos humanos en torno a una institución (la AFI o la Vicaría de la solidaridad), el método en Guerrero varía hacia el documental biográfico de personaje, a partir del cual es posible observar un relato colectivo y epocal.

Este documental está estructurado en torno al testimonio de Manuel Guerrero (hijo) quien desde pequeño tuvo que hacer frente al más duro los escenarios: el secuestro y asesinato de su padre, Manuel Guerrero (dirigente comunista), en el que es conocido como “el caso degollados", que sale a la luz en marzo de 1985.

Desde niño, Manuel hizo frente a un clima complot, persecución y clandestinidad, mientras su padre buscaba luchar contra la dictadura, siendo un claro y visible opositor. Frente a su muerte sella un compromiso con el legado de su padre. Para quienes vivieron o están más familiarizados con esta historia, sabrán que el discurso público de Manuel a sus catorce años es estremecedor por su dignidad y entereza. Parte relevante del documental gira en torno a este gesto de dignidad.

La dupla Barril/Moreno, por su parte, confirma una estrategia vinculada al archivo y la memoria desde la posibilidad que ofrece el cine documental hoy como proceso de investigación. En Habeas corpus recuperaban historias conocidas en libros o en el boca a boca de grupos humanos para transformar aquellos relatos en un archivo recreado; mientras que para La ciudad de los fotógrafos es el registro de la fotografía lo que sirve de excusa para recuperar los archivos visuales de una memoria social, construyendo así un itinerario por casos emblemáticos. Ahora, en Guerrero, el perfil documental se conforma como un relato de búsqueda de identidad protagonizado por Manuel, estructurado en torno a los archivos de la época (fotografías y videos) y su propia voz, la que recorre los lugares donde tuvo que exiliarse cuando niño (Berlín, Budapest, Moscú).

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Siguiendo esto, el montaje se mueve en clara relación con estos procesos de memoria: se busca vincular el archivo visual con el viaje y reencuentro por parte de Manuel con los lugares que vivió, guiado todo por el relato de su voz, para llegar desde el presente a un vínculo con ese pasado. Los momentos más interesantes de este documental están situados en la construcción de figuras que vinculan y abren la temporalidad del relato a una zona indeterminación entre pasado y presente.

Lo mismo podríamos decir del trabajo fotográfico, particularmente cuando el uso reiterativo del desenfoque en los bordes y la fotografía de paisaje logran constituirse como un elemento expresivo de una situación concreta del relato (la soledad, el cambio de época, la mirada desde el presente, la ruina utópica). Estos “flu” de la imagen, en sus mejores momentos, hablan de esa memoria de bordes difusos y objetos particulares. Sin embargo, el empleo de tal recurso resulta menos interesante cuando constituye un recurso decorativo, o cuando el montaje sigue la enunciación clara e ilustrativa de un relato. Aquí, en el arco amplio de cuestiones que atañen a la representación documental, podríamos señalar cierta falta de riesgo en el plano formal, lo cual llega a confundir a ratos lo institucional con lo propiamente creativo del documental.

Guerrero se mueve en un difícil equilibrio entre la trama colectiva y la íntima; entre el pasado doloroso y un presente con nuevas dificultades al cual es necesario doblegar desde la consciencia de filiación, herencia y proyecto que Manuel hijo encarna con fuerza. Se trata, por cierto, de hacer espacio a esa “memoria de izquierdas”, un “nosotros” cargado de luchas del pasado que se proyectan a un presente con sus deudas y dolores, pero también con la expectativa de algo que continúa intacto, pese al pesimismo, pese a las formas del olvido, pese a todo.

Nota comentarista: 7/10

Título original: Guerrero. Dirección: Sebastián Moreno. Guión: Claudia Barril, Sebastián Moreno. Producción general: Claudia Barril. Fotografía: David Bravo, Sebastián Moreno. Montaje: Sebastián Moreno. Música: Miguel Miranda. Sonido: Sebastián Moreno, Cristián Freund. País: Chile. Año: 2017. Duración: 65 min.