Fiebre: Animaciones análogas en tiempos de hiperconexión infantil y dominación digital

Con una mirada artística, onírica y, por momentos, psicodélica del viaje que emprende el pequeño Nino en búsqueda de su madre tras quedar atrapado en un cuadro durante un estado febril, Fiebre se adentra en distintas texturas y materialidades artísticas, realizadas de manera análoga, y no digital como podría imaginarse, que logran un resultado fascinante en las distintas historias que aborda de manera episódica. Los episodios surgen como analogía a las múltiples pestañas abiertas en un explorador o las multipantallas (celular, computador, televisión, ipad), siendo vistas al mismo tiempo, estructura que a la directora le permitió trabajar en fragmentos e introducir pequeñas obsesiones cinematográficas, y no necesariamente entrelazarlas en el marco de un gran arco narrativo.

La audiencia infantil es un segmento poco explorado por el cine chileno, lo que vuelve especialmente llamativo el estreno de la alucinante y artística fábula para niños Fiebre, el tercer largometraje de la directora Elisa Eliash, que llegó a las salas justo en vacaciones de invierno, tras un recorrido por festivales internacionales en geografías tan lejanas como Estonia, Rusia, Beijing o Nueva Delhi, además de Mar del Plata y Valdivia. 

Con una mirada artística, onírica y, por momentos, psicodélica del viaje que emprende el pequeño Nino (Lautaro Cantillana, hijo de los actores Néstor Cantillana y Macarena Teke) en búsqueda de su madre tras quedar atrapado en un cuadro durante un estado febril, Fiebre se adentra en distintas texturas y materialidades artísticas, realizadas de manera análoga, y no digital como podría imaginarse, que logran un resultado fascinante en las distintas historias que aborda de manera episódica. Los episodios surgen como analogía a las múltiples pestañas abiertas en un explorador o las multipantallas (celular, computador, televisión, ipad), siendo vistas al mismo tiempo, estructura que a la directora le permitió trabajar en fragmentos e introducir pequeñas obsesiones cinematográficas, y no necesariamente entrelazarlas en el marco de un gran arco narrativo.

La mezcla de live-action con diversas técnicas audiovisuales y de animación (que les llevó seis años de trabajo) agrega, junto a la novedad de orientarse al público familiar, la experimentación de Fiebre con recursos audiovisuales de gran complejidad, realizados de manera artesanal con una experimental dirección de arte de Nicolás Superby, que mezcla diversos estilos y tratamientos cinematográficos con notable creatividad.

Para la directora Elisa Eliash, la animación permite introducirse en mundos más extremos en términos de imaginación desde el trabajo artesanal, por lo que califica a Fiebre como “una película anti 3D” que representa la nostalgia de las películas que su generación veía cuando eran chicos. La vigencia del placer de lo hecho a mano como valor único frente a audiencias infantiles hiperconectadas e hiperaudiovisuales era lo que querían demostrar y desafiar frente a la dominación de lo digital.

Es justamente la técnica de animación en stop motion la que le permite a Nino transitar entre distintos mundos a través de las imágenes, junto a su amiga Dina (Nora Catalano, hija de la actriz Paula Zúñiga). En el primer cuadro en que los niños ingresan diciendo las palabras mágicas "Paranga-Ricutiri-Micuaro" (que inventó la co-protagonista) se usa la clásica rotoscopia cuadro a cuadro; la bellísima y delicada escena del dibujo de los niños en arena fue realizada por un animador peruano con arena de las playas de Lima; en la lava del volcán de la isla que está por explotar se usó slime de miel con colorante. El fuego es, asimismo, uno de los elementos fundamentales en esta película, con una paleta de colores cálidos e intensos vinculados al calor de la fiebre que padece Nino y que nombra a este familiar largometraje.

En el interés de la directora de no ser condescendiente con los niños y las niñas, Nino y Dina se conocen en un episodio en blanco y negro que homenajea al neorrealismo italiano donde se exponen a la guerra, que Eliash entiende como un temor atávico (tal como perderse de la madre), en el que hay imágenes muy arquetípicas y pesadillescas. Fiebre no busca eludir el miedo, sino sumergirse en esas emociones, tal como la literatura infantil clásica.

Reforzando un mensaje claro contra el abuso de las pantallas en las infancias de una generación hiperconectada e hiperaudiovisual como la actual, la película es coherente en el relato al usar técnicas de stop motion donde el uso de las manos interviniendo la materia adquiere el valor artesanal que le da vida a la historia. Para la directora, a la que en su infancia no le permitían ver más que una hora de televisión al día, Fiebre trata de la peligrosidad de las imágenes especialmente en las pantallas pequeñas, que pueden ser muy fuertes, poderosas, inmersivas y adictivas para las infancias.

En su tercera película, Elisa Eliash se vuelve a fijar en la mirada subjetiva con énfasis en el órgano de los ojos, como un elemento presente en su filmografía. Nino sufre la sequedad de la vista por haber abierto los ojos cuando estaba en la guata de su mamá, por lo que requiere gotitas, que al no conseguir le provocan dolor y angustia; tal como en Mami te amo (2008), ópera prima de la directora, en que una niña busca llamar la atención de su madre casi ciega. Los ojos como un dispositivo para hablar del cine y marcar la subjetividad de ver una película, especialmente desde un punto de vista infantil. También es un elemento recurrente la figura de la madre y el temor de los niños a separarse de ella; en el episodio de la isla tropical de Fiebre la maternidad adquiere la característica de social, porque los niños y niñas son criados por varias madres a la vez como parte de una corresponsabilidad comunitaria.

Fiebre está antecedida del cortometraje Un poco de fiebre (2017), en el que la directora trabajó con el mismo pequeño protagonista Lautaro Cantillana en el rol de Nino y exploró distintas técnicas cinematográficas y de animación, las que desarrollaría con mayor profundidad y experimentación seis años después en esta película para niños y niñas que no le temen al fuego.

 

Título original: Fiebre Año: 2022. Dirección: Elisa Eliash. Guion: Elisa Eliash. Producción: Clara Taricco. Fotografía: Michelle Bossy. Montaje: Juan Eduardo Murillo. Dirección de arte: Nicolás Superby. Reparto: Lautaro Cantillana, Macarena Teke, Néstor Cantillana, Nora Catalano, José Soza, Paula Zúñiga, Pablo Schwarz, Gabriel Urzúa, Paula Bravo, Tita Iacobelli. Año: 2022. País: Chile. Duración: 84 min.