Había una vez en Hollywood (1): La medida de los recuerdos

Las diferencias generacionales se miden en los recuerdos que tenemos. Lo fascinante de ello tiene que ver con cómo ese recuerdo se adapta y moldea a las necesidades de cada uno y cómo esos recuerdos, a la larga, son capaces de contener lo que comprendemos de nuestra vida, de nuestro recorrido por ella y del mundo mismo. Los recuerdos no tienen la necesidad de la prolijidad, no hablan de “la realidad” tal y como la entendemos, sino de cómo queremos que esa realidad se exprese en nosotros. 

Quentin Tarantino viene hablando de esos recuerdos, inventados y modelados a su antojo en toda su filmografía. El acto que significó Perros de la calle (1992) y la posterior Pulp Fiction (1994) no solo expresó una poderosa mano de autor, sino que también generó una nueva forma de ver cine que influyó a toda una generación en los noventas. Casi como una estrella de rock, sus películas siguen siendo esperadas como al principio de su carrera. Sin embargo -y al igual que las estrellas de rock- el tiempo pasa y su forma de filmar ha ido señalando el proceso de una madurez artística que ha ido cambiando a obras de gran densidad y de alta producción. 

Siendo Había una vez en Hollywood su novena película, la forma en la que enfrenta a sus personajes y las situaciones que vivirán nos lleva a un terreno que no habíamos vivido antes con el director. El filme se centra en Rick Dalton (Leonardo Di Caprio), una estrella del Hollywood clásico que observa cómo su carrera va decayendo, y su doble de acción Cliff Booth (Brad Pitt), quien es a la vez su compañero, su amigo, su mayordomo y el único que parece entender la vida de Dalton. Paralelamente, Sharon Tate (Margot Robbie) y su esposo Roman Polansky han llegado a la ciudad, convirtiéndose en vecinos de Dalton, mientras su vida como miembros del starsystem va en un ascenso que incluye visitas a la mansión Playboy, amigos y baile, mucho baile. 

Estas tres piedras angulares conforman la manera en la que Tarantino realiza una particular revisión de sus propios recuerdos alterados. No hay posibilidades de que el director haya podido conocer los grandes set de cine y televisión de los sesentas, pero sí hay una idea, instalada por él mismo, acerca de cómo podía verse y relacionarse la vida de ese Hollywood. Tarantino filma con un amor pocas veces visto en su carrera, exhibiendo la fragilidad de ese tiempo con la delicadeza de una pompa de jabón. Es un registro que incluso se da tiempo para filmar largos planos en travelling, como si no quisiera deshacer ese continuo. Algo parecido a lo que nos sucede cuando estamos soñando y no queremos despertar. 

Mientras Dalton vive su declive con más miedo que entereza, es Cliff Booth quien encarna la resignación de ese tiempo que comienza a perderse. Booth, sin un ápice de nostalgia, vive en el terreno de un viejo cine drive-inn -manteniéndose en la trastienda de las grandes pantallas de cine- y cuenta con esa nobleza de quien de alguna forma “viene de vuelta”. Su figura recuerda a los grandes personajes crepusculares del western y, por lo mismo, no es extraño que Tarantino le entregue un protagonismo que cada vez toma más presencia dentro del filme, llegando a ser el gran acelerador de las acciones finales. 

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El guiño de Tarantino al género del western no es menor, considerando sus anteriores Django desencadenado (2012) y Los ocho más odiados (2015). El paso para hablar de la gloria de ese Hollywood incluye la decisión de transformar al estereotipo que Rick Dalton ha interpretado siempre en algo más acorde a los tiempos que corren -revolución hippie incluida- traspasándolo también del cine a la pantalla de televisión. La decisión radical de Dalton de viajar a Europa a filmar spaghetti westerns habla de ese refugio planteado por Tarantino, un cine considerado clase B y que a la larga se ha convertido en un género imprescindible para la cinefilia. El afán revisionista del director tiene aquí mucho más peso que el que hemos visto antes en su carrera, porque además permite comprender su profundo interés por recuperar, si no los temas, las formas en las que era posible contar buenas historias. 

En ese interés revisionista, Tarantino realiza ciertas acciones dignas de trivia, poniendo a Rick Dalton como protagonista en películas clásicas de la época. El único aspecto en el que el director no transa es en las imágenes de Sharon Tate. Tate vuelve a brillar en pantalla, como un recuerdo perfecto de su paso por el cine, mientras Margot Robbie interpreta a la actriz tal y como queremos recordarla. Sharon Tate es presentada como antagonista de Dalton sin que nunca lleguen a confrontarse, porque de alguna forma, ambas formas de ser una estrella y de enfrentarse al mundo del cine son maneras que corren por carriles distintos pero paralelos, algo que Tarantino ha logrado expresar en sus películas, en donde la posibilidad de hacer cine independiente usando un gran nivel de producción logra afiatarse extraña y armónicamente. 

Mucho se ha señalado sobre Había una vez en Hollywood como la carta de amor definitiva de Tarantino. Más allá de esa certeza, y de la forma en la que Tarantino habla de su amor al cine  obsesivamente, es la posibilidad de contar con una historia que refresca todo lo que estamos viendo en cartelera masiva de estos días. Había una vez… es el producto de muchas instancias de inspiración y quienes creen en la cinefilia como un acto de amor que va más allá de la asidua ida a salas de cine podrán verse interpelados y, cómo no, conmovidos por la forma en la que el director, que ha envejecido con nosotros, logra una y otra vez dar en el blanco. 

 

Nota comentarista: 9/10

Título original: Once Upon a Time in... Hollywood. Dirección: Quentin Tarantino. Guion: Quentin Tarantino. Fotografía: Robert Richardson. Montaje: Fred Raskin. Reparto: Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie, Emile Hirsch, Margaret Qualley, Al Pacino, Kurt Russell, Bruce Dern, Timothy Olyphant, Dakota Fanning, Damian Lewis, Luke Perry, Lorenza Izzo, Michael Madsen, Zoe Bell, Clifton Collins Jr., Scoot McNairy, Damon Herriman, Nicholas Hammond, Keith Jefferson, Spencer Garrett, Mike Moh, Clu Gulager, Martin Kove, James Remar, Lena Dunham, Austin Butler, Leslie Bega, Maya Hawke, Brenda Vaccaro, Penelope Kapudija, Rumer Willis. País: Estados Unidos. Año: 2019. Duración: 165 min.